Los Juegos Olímpicos (JJ. OO.; Jeux Olympiques en francés y Olympic Games en inglés), la máxima competición deportiva del mundo, tienen una historia fascinante que se remonta a la antigua Grecia, alrededor del siglo VIII a.C.
La historia narrada en los versos de clásicos como la Odisea o la Ilíada, sugiere que fueron creados como un tributo a Zeus, el rey de los dioses, y para fomentar la paz y la unidad entre las diferentes ciudades-estado griegas.
Las primeras olimpiadas se celebraron en la ciudad de Olimpia, ubicada en el Peloponeso. Esta ciudad era considerada un lugar sagrado y contaba con un santuario dedicado a Zeus. Durante los Juegos, las guerras se suspendían y los atletas de toda Grecia podían competir sin temor a represalias.
Estas primeras experiencias incluían una variedad de pruebas deportivas, como carreras, lucha, boxeo, pentatlón y carreras de carros. Además de las competiciones, también se realizaban ceremonias religiosas y ofrendas a los dioses.
“En el canto XXIII, Homero cuenta con todo lujo de detalles una lucha entre dos guerreros del ejército de Aquiles, al igual que otras competiciones muy parecidas a las que podían verse en Olimpia: una carrera de carros, otra carrera a pie, concursos de lanzamiento de peso y de jabalina, e incluso una llamativa prueba de puntería en la que había que cortar con una flecha el cordel del que colgaba una paloma”, detalla el artículo El origen de los Juegos Olímpicos, de National Geographic España.
A diferencia de la actualidad, en la antigua Grecia las mujeres no podían competir en los Juegos Olímpicos. De hecho, se les prohibía asistir como espectadoras. Esta exclusión se basaba en la creencia de que las mujeres debían dedicarse al hogar y a la crianza de los hijos.
Esta discriminación se sostuvo hasta 1900 cuando las mujeres empezaron a competir en pruebas de Golf y de Tenis y, en 1904, en San Luis se añadió el Tiro con Arco. No obstante, el hito más importante para el género se dio en Berlín, en1936, cuando Jeanette Campbell (100m pecho) obtuvo su esperada medalla plateada.
Pero además de las mujeres, y tal como señalan las obras clásicas anteriormente citada, la competencia esta destinada “a los auténticos nobles“. National Geographic España recupera en su artículo el siguiente pasaje que muestra tal perspectiva: “No te veo, extranjero, como una persona adiestrada en las competiciones atléticas, sino como a uno de esos que viajan con su barco de muchos remos, un capitán de mercaderes, ya que en nada te pareces a un atleta”.
En el año 393 d.C., el emperador romano Teodosio I prohibió los Juegos Olímpicos, considerándolos una práctica pagana incompatible con el cristianismo. Tras casi 1500 años de esplendor, las olimpiadas se apagaron y su legado quedó enterrado bajo el polvo del tiempo.
No fue hasta el siglo XIX que surgió un movimiento para revivir la competencia. El barón francés Pierre de Coubertin fue el principal impulsor de esta iniciativa, inspirado por los ideales griegos de paz, unidad y excelencia deportiva.
En 1896, se celebraron los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna en Atenas, Grecia. El evento fue un éxito rotundo y contó con la participación de atletas de 14 países. Desde entonces, se han celebrado cada cuatro años, a excepción de los períodos de las dos guerras mundiales.
En una nueva apuesta deportiva, este 26 de julio y hasta el 11 de agosto se disputarán los Juegos de la XXXIII Olimpiada, en París.
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