La teoría sugiere que las personas con ideología política liberal acepta la realidad del cambio climático antropogénico mientras que los conservadores tienden al negacionismo del mismo. Se podría inferir también que es más probable que los liberales participen más en acciones climáticas que los conservadores. Sin embargo, un megaestudio global publicado en Nature Communications demostró que no es así y que la relación es mucho más compleja de lo que se creía.
La investigación liderada por Danielle Goldwert y Kimberly Doell, trabajó sobre 51.000 participantes de 60 países (uno de los experimentos más grandes realizados en psicología climática hasta la fecha).
Según definen las autoras del estudio, la “brecha verde” es la diferencia entre lo que la gente cree sobre el cambio climático y sus acciones climáticas reales. Sobre esa base, el equipo experto probó 11 intervenciones climáticas en 60 países y registró respuestas de acuerdo con ideologías políticas auto-reportadas (liberales, conservadoras).
“Encontraron que las personas que informaron ser liberales creían y apoyaban la política climática más que aquellos que informaron ser conservadores, apoyando la teoría de la polarización política en las creencias del cambio climático y el apoyo político a nivel mundial. Sin embargo, cuando se trataba de participar en una tarea de plantar árboles de comportamiento, no había ninguna diferencia significativa entre los grupos“, explica Nature Portfolio en su cuenta de instagram.
El informe representa un desafío a “la hipótesis tradicional de congruencia creencia-comportamiento, que sugiere que las acciones de una persona están directamente influenciadas por sus creencias”.
“Los conservadores autoidentificados actuaban a pesar de no creer en lugar de los liberales no actuar sobre sus creencias”, enfatiza el documento científico.
Por el contrario a lo previsto, “la brecha verde sugiere que factores como los sesgos cognitivos, los costos personales percibidos, y las normas sociales pueden alterar la traducción directa de las creencias ambientales en acciones ambientales“. Asimismo, la identidad nacional, el género y el nivel de educación influyen también en diversas creencias y comportamientos sobre el cambio climático.
Para las autoras, el hallazgo es una oportunidad frente a la urgencia que plantea la triple crisis planetaria: “la resistencia política a aceptar el cambio climático o apoyar políticas climáticas no se traduce necesariamente en una resistencia conductual a participar en al menos un tipo de acción climática a nivel individual”.
Para argumentarlos, el equipo investigador usa el concepto de “ambientalismo pragmático“. “Si bien es posible que los conservadores no participen en acciones climáticas (como la plantación de árboles) principalmente debido a sus creencias sobre el cambio climático pueden participar por razones que se alinean con los valores conservadores, como la preservación de la belleza natural”, ejemplifica el documento.
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