¿Realmente necesito esto? ¿Por qué lo estoy comprando? ¿Lo voy a usar por un tiempo largo? ¿Lo estoy comprando solo porque está en oferta? ¿Es una prioridad? ¿Tengo espacio en casa? ¿Necesito comprar uno nuevo o puedo comprar uno usado? Estas son algunas de las preguntas que recomienda hacerse antes de comprar la activista peruana de moda sostenible Marina Testino.
Y explica por qué: “El 80% de los productos que compres hoy van a terminar en un basural o incinerados”.
Marina Testino fue una de las nominadas por la primera edición de los Premios de Moda Latinoamericana (Latin American Fashion Awards) en la categoría de “Influencer del año 2023” por su trabajo de sensibilización sobre la contaminación de la moda hegemónica.
Además de activista ambiental, Marina (29 años) se define como “creadora, conectora y estratega”. No solo comunica en sus redes sociales, sino que también es modelo y trabaja con grandes empresas de moda para concientizarlas sobre el daño que le hacen al ambiente, para que transicionen y logren una moda sostenible o circular.
Testino trabajó con marcas como Stella McCartney, Gucci, Fekkai; organizaciones como Greenpeace, United Nations, Ellen MacArthur Foundation y empresas de tecnología como Pentatonic, Or what y Pyratex.
Graduada de Parsons en Marketing de Moda en 2017, la artivista (como ella se describe) se enfocó en comunicar sobre la importancia de la moda y el consumo responsable. Vive entre Nueva York y Londres y trabaja en Point Off View, una agencia de consulting que promueve mensajes de moda sostenible en la industria.
Testino es sobrina del famoso fotógrafo Mario Testino e hija de Giovanni Testino, fundador de Art Partner, una de las agencias de fotografía más aclamadas.
Su vinculación con la moda la tiene desde pequeña, pero había algo más.
En una entrevista con ¡Hola!, contó que de chica no se veía trabajando en la industria de la moda, pero cuando llegó a la universidad se dio cuenta de que le encantaba la moda, pero no sabía de qué modo sumarse.
“Al comenzar a modelar me di cuenta de que tenía una plataforma con voz, pero mi voz era igual que la de cualquier persona en la industria: ‘Mira lo que llevo puesto, hoy estoy aquí, voy a esta fiesta, me voy a París’, todos estábamos diciendo lo mismo. En ese punto es cuando me di cuenta que yo era muy consciente del medio ambiente por como me criaron mis padres y mi educación, pero mucha gente no tenía en consideración el impacto de lo que hacían”, dijo.
Y sumó: “No había conciencia sobre el valor de la ropa, no se paraban a pensar que si algo es muy barato algo tiene que estar mal. Por ejemplo, una camiseta no puede costar 5 pesos, ¡cuánto debe cobrar entonces la persona que hace la camiseta! Al poco tiempo de graduarme de Parsons decidí utilizar mi plataforma para sacar estos temas a la luz y hablar de alternativas desde una perspectiva positiva, aportando soluciones basadas en información que recibí de organizaciones estudios”.
Moda sostenible, moda responsable o moda circular es una alternativa a la moda rápida o fast fashion. Hace foco en reducir, reutilizar y reciclar, que son los pilares de la economía circular, que entiende que para cambiar la realidad, hay que transformar la forma en queso piensa, se produce y se consume.
Esta “nueva” moda amigable con el ambiente busca renovar la industria textil, para que adopte una perspectiva ecológica que integre tanto a los productores, como a los consumidores.
Según un estudio presentado por la Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre Comercio y Desarrollo en 2021, la industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo.
En una entrevista con National Geographic, la investigadora especializada en consumo y sostenibilidad, Brenda Chávez, autora de Tu consumo puede cambiar el mundo: El poder de tus elecciones responsables, conscientes y críticas (Planeta, 2015), dijo: “Más del 8% de las emisiones globales totales de gases de efecto invernadero son producidas por la industria de la indumentaria y el calzado”.
Según sus estadísticas, las emisiones de dióxido de carbono (CO2) seguirán creciendo a un ritmo acelerado, y se incrementarán más del 60% para 2030.
Si la industria continúa en su camino actual, para 2050 podría usar más del 26% del presupuesto global total de carbono, según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
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