El turismo puede ser amigable con el ambiente. Desde que asiento elegir en el avión hasta qué consumir puede tener un impacto negativo en el planeta. Pero no te preocupes, ¡convertirse en un turista responsable con el ambiente es fácil! En EcoNews te compartimos las 8 claves de los expertos de Insider para viajar de manera sostenible.
Si bien es más rápido viajar en avión que en tren, también es más contaminante. Es por eso que si las distancias a recorrer son moderadas, es más amigable con el ambiente elegir viajar en tren. Recientemente Francia, por ejemplo, prohibió los vuelos domésticos de corta distancia en rutas donde existe una alternativa ferroviaria de dos horas y media.
Los aviones son grandes emisores de carbono, un gas que contribuye notablemente al calentamiento global y al cambio climático. En 2016, las emisiones del turismo relacionadas con el transporte fueron responsables del 5% de las emisiones mundiales. Según la ONU, se espera que para el 2030 representen el 5,3% de todas las emisiones de dióxido de carbono generadas por el hombre.
Si aún así tenés que viajar en avión para llegar a tu destino, considerá comprar el pasaje más barato. No solo te ayuda a ahorrar, sino que también puede ser una decisión responsable con el ambiente.
Que la opción de vuelo elegida sea la más barata, significa también que es la de menor demanda. En ese caso, un viajero adicional no aumenta las emisiones de carbono, ya que el avión volará esa ruta independientemente de la cantidad de pasajeros.
Contribuir a la alta demanda, en cambio, indica a la aerolínea que es necesario agregar más vuelos en ese día y horario, lo que aumentará notablemente las emisiones de carbono.
Volar en clase económica o turista también puede tener un impacto positivo en el ambiente. La clase económica ocupa menos espacio, peso y recursos en el avión que la clase ejecutiva o primera clase.
Un avión usualmente tiene cientos de asientos de clase económica, 50 de ejecutiva y 10 de primera clase. La clase ejecutiva o la primera clase, entonces, ocupan más espacio en el avión, por lo que son responsables de un mayor porcentaje de las emisiones de carbono.
Ya sean botellas de agua o artículos de tocador de los hoteles, tratá de evitar consumir plásticos de un solo uso. Podés llevar tu shampoo, acondicionador, cepillo de dientes y cremas desde tu casa, así no usas los del hotel que se convertirán en desechos contaminantes.
Otra forma de evitar desperdicios innecesarios es buscar alojamientos que sean ecológicos. En los sitios web de hoteles comprometidos con el cuidado del ambiente suele haber planes de acción sostenibles como el manejo de residuos, el consumo de agua y energía.
También existen certificaciones de sostenibilidad hotelera como EarthCheck, Empresa B Certificada (Certified B Corporation) o Blue Standard de Oceanic Global. Si tu hotel tiene alguna de esas certificaciones, es responsable con el ambiente.
También podés reducir tus emisiones de carbono al recorrer a pie o en bicicleta en tus vacaciones. ¡Incluso podés hacer kayak, rafting o trekking! Si no es posible, buscá alternativas en los transportes públicos.
De esta manera no solo estarás reduciendo las emisiones de carbono, sino que también vas a conocer tu nuevo destino de otra forma y a un ritmo más lento. Así vas a poder abrirte a nuevas experiencias e incluso ¡hacer ejercicio!
Al pedir comidas locales, no solo vas a tener una experiencia gastronómica autóctona, sino que también apoyás la cadena de suministro local y garantizás que el dinero gastado se quede en la comunidad.
Siempre que puedas evitarlo, no compres baratijas y souvenirs que luego no vas a usar. Muchas veces este tipo de compras se desecha y contribuye a la contaminación de los distintos ecosistemas. Podés optar por comprar productos artesanales que no lleven plástico o recuerdos que sean verdaderamente útiles y les des un uso diario.
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