En el competitivo mercado actual, la sustentabilidad ha dejado de ser un eslogan para convertirse en un pasaporte comercial. Clientes, inversores y mercados internacionales ya no solo preguntan por el precio, sino por la huella de carbono del producto. En este escenario, la energía solar fotovoltaica se ha consolidado como la herramienta más rápida y eficiente para que la industria argentina no solo cumpla con las metas ecológicas, sino que gane en competitividad.
El activo estratégico: sustentabilidad que abre mercados
Para sectores industriales, desde imprentas hasta agroindustrias, la adopción de energía solar es una decisión de negocio fundamental. La principal ventaja va más allá del ahorro en la factura eléctrica: se trata de la reducción tangible de la huella de carbono.
Esto se traduce directamente en:
- Acceso a Mercados Exigentes: Cumplir con los estándares ambientales requeridos para la exportación o para ser proveedor de grandes cadenas de retail.
- Certificaciones de Sostenibilidad: Obtener sellos y certificaciones que fortalecen la imagen de marca y la confianza del consumidor.
- Cumplimiento de Metas Climáticas: A nivel nacional, una mayor oferta de renovables podría reducir 27 MtCO2e para 2030, más del 25% del objetivo total del sector energético, posicionando a las empresas que lideren el cambio.
Una inversión inteligente y accesible
La idea de que la energía renovable es cara es un paradigma obsoleto. Gracias a una madurez tecnológica sin precedentes, el costo de la energía solar fotovoltaica se desplomó un 79% en la última década. Hoy, no solo compite, sino que supera en rentabilidad a la generación con combustibles fósiles como el gasoil, especialmente si consideramos los costos ambientales y de volatilidad de precios que estos implican.
Argentina, además, cuenta con un recurso solar de clase mundial, con una irradiación media superior a los 3,5 kWh/m² en gran parte del territorio. En BGH Eco Smart, vemos cómo las plantas industriales aprovechan este recurso utilizando sus amplios techos para instalar sistemas de gran potencia, como proyectos de hasta 2,2 MW, federalizando la generación energética y optimizando activos existentes.
“Vemos que el mercado industrial ya entendió el primer paso: instalar paneles solares para ahorrar costos y reducir emisiones. El siguiente nivel, el verdadero salto competitivo, está en la gestión inteligente de esa energía. Ya no se trata solo de generar, sino de optimizar el consumo, almacenar para garantizar la continuidad y usar la tecnología para tomar decisiones eficientes. Ahí es donde la sustentabilidad se convierte en una ventaja operativa real”, expresó Manuel Pérez Larraburu, Gerente del negocio de Eficiencia Energética y Energías Renovables de BGH Eco Smart.
De la generación a la gestión: el rol de la tecnología
La verdadera sustentabilidad industrial en el siglo XXI se logra combinando la generación limpia con una gestión inteligente. Aquí es donde la tecnología marca la diferencia.
La integración de sistemas de monitoreo en tiempo real y soluciones de Smart Building, como las que implementamos en BGH Eco Smart, permite a las industrias optimizar sus consumos y alinear la operación de equipos de alta demanda con las horas de mayor producción solar.
Además, los sistemas de almacenamiento con baterías (BESS), que ya son una realidad en el sector, añaden una capa crucial de resiliencia. No solo almacenan energía para uso posterior, sino que protegen los procesos productivos sensibles contra microcortes e inestabilidades de la red, garantizando la continuidad operativa y la calidad del suministro. En definitiva, la adopción de energía solar en la industria ha dejado de ser una opción. Es una decisión estratégica que impulsa la eficiencia, fortalece la marca y asegura la relevancia del negocio en un mundo que exige, cada vez más, un compromiso real con la sustentabilidad










