La reciente publicación del Observatorio Nacional de Acción Climática, ONAC, (creado por más de 20 organizaciones técnicas y multidisciplinarias), a través de su monitoreo y evaluación de 100 objetivos y compromisos climáticos, deja claro que no vamos en buen camino: más del 70% de dichas metas se incumplirían a 2030.
Una de esas metas es la de EMISIONES. Argentina se comprometió a no superar las 349 MtCO2e en 2030, pero los datos muestran otra realidad: entre 2016 y 2022 las emisiones crecieron en promedio un 1% anual, sin políticas activas que expliquen reducciones sostenidas.
Este “techo nacional” es un disparador potente: no basta con que solo el Gobierno lo declare, ni que se quede en discursos; debe movilizarse hacia cada nivel de la economía, cada empresa, cada pyme.
¿Cómo se hace?
1) Con compromisos públicos nacionales, y dependiendo de la inercia, no alcanza.
Cuando hablamos del techo de 349 MtCO₂e o del Plan de Adaptación y Mitigación, lo hacemos pensando en grandes escalas: macroeconomía, sectores intensivos en carbono, regulaciones. Pero si luego esto no se traduce en hoja de ruta y en políticas activas, los objetivos pierden efecto real y consistente.
Que el incremento de las emisiones no haya sido mayor ha sido a causa de inercias mas que de planes:
• El estancamiento económico funcionó, de hecho, como un “limitante involuntario” del aumento de emisiones
• Las bajas en emisiones no provinieron de estrategias planificadas, sino de cambios tecnológicos impulsados por el mercado.
La planificación climática no puede depender del PBI, la tecnología o el azar.
2) De los objetivos nacionales a la responsabilidad compartida.
Es entonces que los Objetivos Climatico Nacionales (como el techo de 349 MtCO₂e para 2030) representan un marco indispensable. Pero de poco sirven si solo se quedan en los despachos de gobierno. La verdadera diferencia la hacen los millones de decisiones diarias. Y ahí, las pymes tienen un rol clave: pueden hacer que este tránsito sea colectivo, viable, concreto.
Y seguramente las PyMEs piensen: otra vez nosotras asumiendo responsabilidades? Pero no se trata de “suplir al Estado”, sino de asumir el compromiso con el único planeta que tenesmos, y de anticiparse a un escenario que va a cambiar con o sin alineación nacional.
Siendo el 99% del entramado productivo argentino, aunque no marquen la tendencia nacional por sí solas, sí pueden acelerar, o frenar, la curva de emisiones propias y en sus cadenas de valor.
3) Pasar del compromiso a la acción concreta
El gran desafió es como no repetir la falta Objetivos acompañados de Planes y Acción concreta y consistente. ¿Qué pueden hacer entonces las PyMEs en este contexto?:
✅ Medir sus emisiones (directas e indirectas). Sin línea de base, no hay gestión.
✅ Detectar oportunidades inmediatas de reducción: energía, movilidad interna, proveedores, residuos.
✅ Prepararse para lo que viene: regulación, financiamiento condicionado y cadenas globales con exigencias crecientes.
✅ Aprovechar que hoy muchas mejoras surgen del mercado (técnicas y tecnológicas por ejemplo), no solo de políticas públicas.
Que las PyMEs integren sostenibilidad en sus modelos de negocio, va mas alla de compromisos climáticos: es gestión de riesgos, eficiencia y acceso a nuevas oportunidades.
Y por si se nos olvida, respeto y cuidado por el planeta, el único que tenemos.
En definitiva: no se trata de esperar que “los grandes lo hagan”. Ni de asumir que “esto es cosa del Estado”. Se trata de que cada uno (empresa, proveedor, comercio, cadena de valor) se pregunte qué puede aportar en su ámbito.
Porque los compromisos nacionales solo se convierten en resultados reales cuando los hace suyos cada actor.
*Leandro Balaguer es co-fundador de EcoEtika y consultor en Sostenibilidad Empresarial. Formado en Administración de Empresas y especializado en Finanzas Sostenibles y de Impacto, acompaña a PyMEs en su transformación sostenible punta a punta.
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