Restaurar y proteger 300 000 kilómetros de ríos y lagos y 350 millones de hectáreas de humedales. Este es el objetivo planteado para 2030 de la iniciativa Desafío del Agua Dulce (Freshwater Challenge) que ya cuenta con 40 socios y 34 países.
La idea surgió en la Conferencia de la ONU de Nueva York de 2023 y fue promovida por Colombia, República Democrática del Congo, Ecuador, Gabón, México y Zambia. Se trata de, según sus impulsores, de la iniciativa más grande del mundo para restaurar ríos, lagos y humedales.
Recientemente, informó EFEVerde que en la Cumbre del Clima de Dubái (COP28) que se sumaron más países: Brasil, Burkina Faso, Camboya, Canadá, Chad, Chile, República Dominicana, El Salvador, Eslovenia, España, Fiji, Francia, Finlandia, Alemania, Irak, Kenia, Liberia, Malawi, Malí, Mauritania, Mozambique, Nepal, Países Bajos, Níger, Noruega, Perú, República del Congo, Senegal, Tayikistán, Tanzania, Emiratos Árabes Unidos, Uganda, Reino Unido y Estados Unidos.
Entre todos los países participantes concentran más del 30% de los recursos renovables de agua dulce del mundo y son hogar de más de 1 500 millones de personas. Expertos estiman que la mitad de la población mundial, 4 000 millones de personas, pasa por una grave escasez de agua, al menos, un mes al año.
Es por esto que no solo los gobiernos, sino también otros organismos apoyan esta iniciativa. Algunos de estos son: AB InBev (la mayor cervecera del mundo), IKEA (gigante sueco de muebles y decoración), Conservación Internacional, Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN), Wetlands International y la OCDE.
Además, aseguran que las propuestas y decisiones se tomarán en conjunto con los pueblos indígenas, las comunidades locales y el sector privado.
Los datos son alentadores. Desafío del Agua Dulce busca garantizar que se restauren 300 000 kilómetros de ríos y 350 millones de hectáreas de humedales degradados: lo que equivale a más de siete veces la vuelta a la Tierra, y un área más grande que la India, respectivamente.
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Sin agua no se puede vivir, y no es una frase poética, sino literal. Los ecosistemas de agua dulce son elementales para mitigar el cambio climático y cimentan la base de un futuro que cuide al agua, para las futuras generaciones y asegurar el acceso a fuentes seguras en la actualidad. Incluso, los humedales (o turberas) son el mayor depósito de carbono terrestre del mundo, según dicen desde la iniciativa.
Un tercio de los humedales del mundo se perdieron en los últimos 50 años. Por eso la iniciativa promete impulsar la seguridad hídrica, alimentaria y energética, para garantizar el desarrollo sostenible.
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