En los dos años desde el anuncio de la primera Asociación para una Transición Energética Justa (JETP), se han comprometido más de 45 000 millones de dólares por las principales potencias mundiales para apoyar la transición energética en Sudáfrica, Indonesia, Vietnam y Senegal. Los JETP, creados por el G7 fuera de las negociaciones climáticas de la ONU, tienen como objetivo acelerar la descarbonización del sector energético en países altamente dependientes de los combustibles fósiles, centrándose en la eliminación del carbón y el aumento de la ambición de las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC, en inglés), para lograr ser carbono neutrales a 2050.
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Cada uno de los cuatro acuerdos firmados presenta desafíos específicos. Indonesia debe lograr la carbono neutralidad antes de lo planeado originalmente en su NDC, mientras que Sudáfrica enfrenta la tarea de reemplazar centrales carboneras concentradas en la provincia de Mpumalanga.
¿Podrían ser los JETP una opción viable para América Latina?
Las experiencias en Asia y África podrían ofrecer pistas al respecto. Los JETP abordan la necesidad de justicia en la transición energética, centrándose en proporcionar apoyo financiero y herramientas para lograr una transición equitativa y sostenible. Los países de ingresos bajos y medios solo reciben una quinta parte de la inversión energética mundial y suelen enfrentar desafíos para ampliar el acceso a la energía de sus poblaciones.
La transición energética implica más que la sustitución de fuentes contaminantes por limpias; también se refiere a políticas energéticas efectivas, gobernanzas sectoriales y una transformación a largo plazo de las economías. En términos de financiamiento, los JETP combinan fondos públicos y privados, lo que podría acelerar las decisiones en las negociaciones climáticas de la ONU.
Hasta el momento, solo Sudáfrica ha presentado un plan de inversiones para su implementación, pero enfrenta un déficit financiero considerable. Los acuerdos necesitan traducirse de declaraciones políticas a planes concretos, lo que ha generado desafíos en países como Indonesia. Senegal, a diferencia de otros países, no depende tanto del carbón ni emite grandes cantidades de gases de efecto invernadero, pero planea expandir el uso del gas, lo que plantea desafíos climáticos.
El G7 ha manifestado su interés en trabajar con países del G20 en transiciones energéticas y carbono neutralidad, lo que podría ser relevante para América Latina. Sin embargo, es esencial asegurarse de que los acuerdos sean concretos y respaldados políticamente, además de considerar las condiciones de la deuda.
Para Leonardo Beltrán, ex subsecretario de Energía de México, este tipo de mecanismos puede ser funcional para América Latina: “México es la segunda economía de la región, tiene acuerdos comerciales con todas las regiones, su economía es compleja, tiene accesos a mercados de capital. Pero, a pesar de eso, la huella de carbono es relevante. Si el país, con todas esas ventajas, no puede mostrar un avance en línea con el Acuerdo de París, este tipo de mecanismo lo podría lograr”.
No obstante, aclara que el país no debe aceptar condiciones que no sean apropiadas, sino que debe haber un diálogo y encontrarse puntos de coincidencia entre las naciones latinoamericanas y el G7. “La región tiene la mayor capacidad instalada de generación limpia y, si quiere mostrar avance rápido y a bajo costo, podríamos mostrar un avance y ser un ejemplo de liderazgo de un mecanismo como este”, concluye.
Para el consultor de política climática Enrique Maurtua Konstantinidis, los JETP “tienen que ser planes que se puedan concretar, no solo promesas, y además deben tener el respaldo adecuado político e institucional al interior del país y una conexión con los actores implicados, sindicatos, sociedad civil, comunidades e industria”. Y agrega: “Los países de América Latina se pueden beneficiar porque tienen muy buenas condiciones, pero, lamentablemente, ninguno se ha aventurado a proponerlo. Países como Colombia se podrían beneficiar bastante. Pero, hay que tener cuidado con las condiciones de deuda, eso es lo más difícil”.
América Latina tiene un gran potencial para beneficiarse de este tipo de mecanismos, pero ningún país ha propuesto uno hasta ahora. Las asociaciones como los JETP no solo aportan financiamiento, sino también conocimiento y capacidad para abordar la transición energética. La transición energética puede ser un desafío global, y la respuesta al financiamiento provendrá de varios mecanismos y enfoques.
*Este artículo, escrito por el periodista chileno Francisco Parra, es parte de COMUNIDAD PLANETA, un proyecto periodístico liderado por Periodistas por el Planeta (PxP) en América Latina. Fue producido en el marco de la iniciativa “Comunidad Planeta en la COP28”.