El equipo de EcoNews llegó a Belém do Pará, la ciudad brasileña ubicada en la puerta de entrada del Amazonas y que, por primera vez en la historia, será sede de una cumbre climática global. No es un detalle menor: la COP30 es la primera COP que se realiza en plena Amazonía, una elección política y simbólica del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Lula quiere algo simple pero contundente: que el mundo vea con sus propios ojos lo que está en juego cuando hablamos de crisis climática, deforestación y justicia ambiental.
Por eso, la COP30 no es solo una cumbre: es un mensaje.
¿Por qué Belém? El corazón estratégico de la Amazonía
Belém es una ciudad de más de 1,5 millones de habitantes y capital del estado de Pará, una de las regiones más biodiversas —y más presionadas— de Brasil.
Algunos datos clave:
- Fue fundada en 1616 como el primer enclave colonial europeo en la Amazonía.
- Es la puerta de entrada al río Amazonas, y desde allí se distribuye comercio, pesca, madera, alimentos y energía hacia el Atlántico.
- El estado de Pará es uno de los que más deforestación acumula en Brasil (especialmente por ganadería y minería).
- La ciudad combina riqueza cultural, gastronomía amazónica, mercados históricos como el Ver-o-Peso, y una fuerte desigualdad social.
- Belém es además referencia en cultura afroamazónica, con expresiones como el carimbó, el cirio de Nazaré y comunidades ribereñas que viven sobre o junto al agua.
Es un nodo geográfico, político y simbólico. Y desde ahí se quiere mirar al mundo.
La decisión política: traer la COP al Amazonas
Que la COP se haga aquí es un gesto deliberado de Lula. ¿Qué quiere mostrar?
- el valor global de la Amazonía como regulador del clima,
- su vulnerabilidad frente a la deforestación, los incendios y el avance petrolero,
- y la urgencia de recibir financiamiento internacional para protegerla.
En ese marco, el gobierno lanzó el Fondo “Bosques Tropicales para Siempre”, con el objetivo de recaudar 125 millones de dólares por año para conservar selvas tropicales en todo el mundo.
Si se incluyen bosques subtropicales, esta medida podría beneficiar a Argentina, especialmente a las Yungas y la Selva Misionera.
¿Estaba Belém lista para una COP?
La ciudad vive estos días un colapso que revela otra cara del debate climático: la infraestructura desigual en los países del Sur Global. Pero, ¿por qué está claro que la ciudad amazónica no estaba preparada para alojar semejante evento?:
- La capacidad hotelera es limitada.
- Los precios aumentaron hasta 15 veces en algunos alojamientos.
- Varias delegaciones quedaron sin posibilidad de asistir por falta de espacio o precios prohibitivos.
- Para resolver parte del problema, el gobierno tuvo que habilitar dos cruceros amarrados en el puerto para alojar a negociadores, periodistas y equipos técnicos.
- Belém no tiene un centro de convenciones de escala global: se montó un predio especial que tuvo que ser reforzado en tiempo récord.
Todo esto generó tensiones logísticas, quejas de delegaciones y discusiones sobre si la COP debería hacerse solo en ciudades con capacidad plena… o precisamente en los territorios que necesitan ser escuchados y visibilizados.
La contradicción que incomodó a todos: petróleo en la desembocadura del Amazona
A dos semanas del inicio de la COP30, el gobierno de Lula aprobó la explotación petrolera a unos 500 km de la desembocadura del Amazonas.
Es un bloque de exploración en una zona ambientalmente sensible, cuestionado por organizaciones ambientales, científicos y hasta por la propia Agencia Ambiental de Brasil (IBAMA), que había advertido sobre riesgos para la biodiversidad marina.
La medida generó indignación y dejó sobre la mesa una pregunta incómoda:
¿Cómo balancea Brasil su liderazgo climático con su dependencia de combustibles fósiles?
Lo que quedó claro es que la tensión entre desarrollo, soberanía energética y protección ambiental estará muy presente en los pasillos de esta COP.
Entonces… ¿por qué importa tanto esta COP30?
Porque no es una COP más. Es una COP que ocurre en un bioma que regula el clima de todo el planeta, que está cerca del punto de no retorno, y que necesita financiamiento, coherencia y acción.
En Belém se van a discutir:
- nuevas metas de financiamiento,
- cómo avanzar en pérdidas y daños,
- el rol del Sur Global,
- el futuro de los fósiles,
- y la promesa de pasar de la retórica a la ejecución real.
Mientras tanto, la ciudad vive una transformación forzada y fugaz: obras aceleradas, aumento del turismo, tensiones sociales y expectativas enormes.
Belém do Pará es hoy el escenario donde el mundo debate su propio futuro. Los negociadores…¿le harán honor a la Tierra que pisan?













