Bosques: 4.5 millones de hectáreas menos y el desafío de la restauración

En febrero de 2025, diferentes incendios se desataron a lo largo de las laderas orientales de la cordillera de los Andes en la Patagonia. Para el 11 de febrero, los incendios habían quemado unas 30.000 hectáreas (115 millas cuadradas) de bosque en la región centro-sur de Argentina. (Foto: NASA)

Silenciosa pero devastadora: la deforestación. Este fenómeno, impulsado por factores económicos y sociales, transformó paisajes y representa una amenaza constante a la biodiversidad y, sobre todo, a la calidad de vida de las personas.

Según el último informe de Monitoreo de la Superficie de Bosque Nativo de la República Argentina, de la Subsecretaría de Ambiente de Nación, entre los años 2007 (año de sanción de la Ley N°26.331 de Presupuestos Mínimos para la Protección Ambiental de los Bosques Nativos) y 2023 (último informe publicado) se perdieron en el país aproximadamente 4.5 millones de hectáreas de bosques nativos. La principal causa de pérdida de bosques en Argentina es la deforestación vinculada a la expansión de la agricultura y la ganadería, seguida de los incendios forestales y, en tercer lugar, al desarrollo de infraestructura. 

Los incendios, que pueden ocurrir de forma natural (en Argentina mayormente tienen origen antrópico ya sea por negligencia o intencionalidad), son siniestros que muchas veces están asociados a la preparación de terrenos para el cultivo o el pastoreo y a la especulación inmobiliaria. Estos se convirtieron en una herramienta de deforestación ilegal en áreas en que el Ordenamiento Territorial de los Bosques Nativos no permite el cambio de uso del suelo, a pesar de que tanto la Ley de Bosques como la Ley de Manejo del Fuego (Ley N°27.604) establecen que las áreas afectadas, accidental o intencionalmente, no pueden ser sometidas a otros usos por el termino de 60 años.  Sin embargo, el país fue testigo de incendios de gran magnitud en los últimos tiempos, especialmente en zonas como el Delta del Paraná, la provincia de Corrientes y los Bosques Andino-Patagónicos. 

Este modelo productivo, sumado al desarrollo urbanístico y de infraestructura no planificados, a menudo ignora los costos ambientales y sociales que genera a largo plazo. La deforestación y los incendios forestales no solo implican la perdida de vegetación, sino los importantes servicios ecosistémicos que los bosques brindan tales como, el almacenamiento de carbono, la protección de suelos, el hábitat de fauna, la regulación hídrica y la morigeración de eventos climáticos extremos. 

Por otro lado, los bosques son importantes para las economías regionales, ya sea por su belleza escénica y atracción turística, o la provisión de materia prima como productos madereros y no madereros que complementan las economías familiares de los habitantes, motorizando industrias asociadas. Por último, es importante mencionar el daño a la infraestructura que generan los incendios forestales y el riesgo para la seguridad de las personas.   

A nivel ambiental, la deforestación pone en riesgo la subsistencia de especies emblemáticas y en peligro de extinción como el Yaguareté, debido a la perdida de hábitat o aislamiento progresivo de sus áreas de distribución. Por otro lado, la conversión de suelos a otras actividades reduce el área de distribución de otras especies amenazadas como el Pino Paraná (Araucaria angustifolia) en Misiones o el Alerce (Fitzroya cupressoides) en los Bosques Andino Patagónicos.   

De igual manera la perdida de bosques puede afectar la provisión de agua dulce a través de la degradación de cuencas hídricas, provocar la erosión de suelos, aumentar el riesgo de inundaciones y deslizamientos, todas consecuencias que afectan de manera directa la sustentabilidad de asentamientos humanos y desarrollo de actividades productivas.

De particular importancia, es la relación que existe entre los pueblos indígenas y la perdida de bosques como medios de vida. Según el Registro Territorial de Comunidades Indígenas (RETECI) más del 60% de las comunidades registradas en el país se encuentran en las áreas de bosques nativos, de los cuales se abastecen de alimentos, agua, medicinas y materia prima para la vivienda y producción de bienes de intercambio como artesanías, además de la conexión cultural y espiritual que estas mantienen con la naturaleza. 

La lucha contra la deforestación a nivel nacional es una actividad permanente del trabajo de la Fundación Vida Silvestre Argentina: realizamos monitoreos del cumplimiento de la Ley de Bosques, así como acciones de incidencia junto a otras instituciones para su cumplimiento y asignación presupuestaria correspondiente. Elaboramos propuestas de manejo sostenible basado en ciencia que se impulsan y acompañan desde diferentes proyectos, entendiendo que la restauración de paisajes forestales es un emergente necesario de abordar a nivel local para recuperar la funcionalidad ecológica de nuestros bosques y asegurar la calidad de vida de las generaciones futuras. 

Es por ello que, desde la Fundación Vida Silvestre, junto a la Fundación AVINA y la Agencia de Cooperación Alemana para el Desarrollo GIZ, estamos trabajando en el fortalecimiento de políticas y estrategias de restauración a escala territorial. 

La Restauración de Paisajes Forestales (RPF) es un concepto impulsado por la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) y la Organización Mundial de Conservación (WWF), buscando escalar los resultados de los esfuerzos de restauración a nivel territorial y bajo consensos sociales que sean capaces de producir co-beneficios para restituir la funcionalidad ecológica en el largo plazo y mejorar el bienestar humano en los paisajes forestales degradados.

A nivel nacional, el objetivo es desarrollar lineamientos específicos para la elaboración de planes de RPF y la identificación y sistematización de buenas prácticas de restauración a través del relevamiento de experiencias para las siete regiones forestales de Argentina. Este trabajo es desarrollado por un equipo de especialistas del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y del Programa Nacional Forestal del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), siguiendo lineamientos acordados con la Dirección Nacional de Bosques Nativos de la Subsecretaría de Ambiente y validados por el Consejo Federal de Medio Ambiente (COFEMA). 

A su vez, a nivel local estamos acompañando el desarrollo participativo de dos planes de Restauración de Paisajes Forestales en las provincias de Misiones con el Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables y en Chubut junto a la Secretaría de Bosques, ambas como autoridades ambientales en materia de bosques nativos. En Misiones, junto a las autoridades locales y a través de consulta a partes interesadas, estamos elaborando un “Plan de Conservación y Restauración del Corredor Verde“. La iniciativa complementa la legislación actual y se propone mantener y restaurar los bosques que conectan los grandes bloques de Áreas Naturales Protegidas de la Provincia. De esta forma se busca que el plan pueda integrar conservación, restauración, desarrollo productivo y el bienestar social. 

En Chubut, estamos trabajando en la actualización del “Plan Integral de Manejo y Restauración de Grandes Áreas Afectadas por Incendios en la Temporada 2014-2015” ampliando la base de participación que la provincia ya tiene sobre esta iniciativa. La misma se propone restaurar más de 40.000 hectáreas de bosques nativos afectados por el fuego en las zonas rurales de Cholila, Lago Puelo y Epuyén. A través de un proceso de consulta, estamos buscando incorporar miradas de otros sectores vinculados a los territorios afectados para promover un mayor involucramiento ciudadano y ampliar las estrategias de conservación, restauración, producción y articulación interinstitucional. 

Conservar, restaurar, sostener y ampliar iniciativas de cuidado ambiental no es solo una cuestión normativa y/o económica, sino también un ejercicio dinámico que debe abordarse de forma colaborativa, involucrando a las autoridades provinciales, municipios, comunidades, productores y organizaciones de la sociedad civil. De esta forma se busca alcanzar consensos sostenidos, que trasciendan las diferentes gestiones y recambios generacionales, económicos, tecnológicos y sociales. Ambas provincias acompañadas están dando claras señales de que es posible sostener los compromisos con la protección ambiental a través de los años, el desafío es también mantener informada e involucrada a la sociedad en la panificación de un desarrollo sostenible que integre el desarrollo económico y social con cuidado de la naturaleza.


*Ariel Medina es especialista en bosques de Fundación Vida Silvestre Argentina.


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