Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la mitad de la población mundial tiene riesgo de contraer dengue, y el calentamiento global genera mayor preocupación. El continente americano rompió el récord de casos: más de 4,1 millones de personas infectadas con dengue en el año 2023. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), es el pico más alto de los últimos 40 años.
Pero, ¿cuál es la relación del dengue con el cambio climático? ¿Por qué el número podría seguir aumentando y cuáles son las condiciones que lo favorecen?
Para empezar, el dengue es una enfermedad viral transmitida por la picadura del mosquito Aedes aegypti en América Latina o, menos frecuentemente, el europeo Aedes albopictus. No es una enfermedad que se transmita de persona a persona, ni a través de alimentos o leche materna: el mosquito pica a una persona ya infectada de dengue, ingiriendo el virus y permitiendo que se replique en su propio intestino.
Una vez que se replica y extiende a sus glándulas salivales, ese mosquito ya va a transmitir el virus a cada persona que pique. Además, el Aedes aegypti tiene también la capacidad de transmitir el zika, la fiebre amarilla y el chikungunya.
De los 46 países de América Latina y el Craibe, 43 reportaron casos en este año. Y en Argentina, si se toma la totalidad de los casos de los últimos 25 años, el 49% corresponde solamente al año 2023.
Dengue: ¿por qué hay tantos casos en América Latina y el Caribe?
El dengue es una enfermedad tropical y subtropical, en gran parte desatendida, que afecta especialmente a las áreas urbanas y semiurbanas en temporadas cálidas. Esto se debe a que para reproducirse necesitan recipientes artificiales con agua estancada.
Dejan sus huevos en las paredes del recipiente y pueden sobrevivir durante meses sin agua: una vez que se cubren de agua nuevamente, pueden nacer con normalidad. Sí, desde un bowl, a un balde o cualquier tanque. Es por eso que los principales focos se dan en regiones pobladas donde la acumulación de agua por los humanos es más frecuente, pero no en ríos, lagunas, zanjas, canales y humedales.
El Aedes aegypti se alimenta principalmente de sangre de seres humanos, se desarrolla generalmente en interiores, y suele vivir 400 metros alrededor de donde viven las personas. Cada hembra puede poner docenas de huevos hasta 5 veces durante su vida: que puede superar el mes. Le toma solo los primeros 8 días convertirse de larva a pupa, y de pupa a mosquito volador adulto.
El cambio climático está relacionado con el aumento del dengue. Según la OMS, el cambio climático sumado a la deforestación y la urbanización, son tres factores que van a aumentar la cantidad de infecciones.
Es una enfermedad de regiones tropicales y subtropicales, por lo que el aumento de la temperatura media global no hace más que extender las áreas donde el mosquito puede reproducirse y vivir. Aumenta la temperatura, aumentan las precipitaciones, aumenta la humedad, y como resultado, se crean condiciones ideales para su ciclo de vida.
Incluso, se lo vincula con el aumento de sequías, contexto en el que el mosquito también puede lograr desarrollarse y, al llegar a la deshidratación, necesitar picar a más humanos para obtener más sangre. Las regiones donde habita y se cría el vector del dengue siguen extendiéndose cada día, por lo que no sería extraño que las cifras sigan aumentando.
Dos años atrás, la OMS aseguraba que 390 millones de personas se infectan con dengue al año, aunque la mayoría de forma asintomática. 96 millones desarrollan la enfermedad, y 220 000 mueren. Si bien las consecuencias suelen ser leves, se debe estar atento a los síntomas, ya que en caso de contraer dengue grave, se requiere atención médica inmediata.
Menos naturaleza, más enfermedades
La relación entre el dengue y el cambio climático evidencia la conexión entre el calentamiento global, la afectación de los ciclos de la naturaleza y la pobreza. Porque además de potenciar las condiciones climáticas propicias para la propagación del mosquito, son precisamente las clases más vulnerabilizadas las más afectadas.
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Por muchos factores: falta de infraestructura, edificaciones barriales precarias, hacinamiento y malas condiciones de salubridad e higiene, abandono estatal y, en última instancia, dificultad para recibir atención médica. Todo esto genera mayor estancamiento de agua; falta de drenaje; cercanía con vertederos y residuos que funcionan como recipientes; inundaciones, exclusión social y falta de políticas públicas. Es por eso que según Médicos Sin Fronteras se trata de ‘una enfermedad tropical desatendida’.
Hasta la década del 90, la situación en Sudamérica estaba más controlada. Los casos de dengue estaban circunscritos a regiones con ciertas características, con una población delimitada que -tarde o temprano- alcanzaba ciertos niveles de inmunidad. Hoy el aumento de la temperatura media global, las precipitaciones, la globalización y el comercio, el turismo y el desplazamiento poblacional, agravaron seriamente la situación.
Si bien también es cierto que se podría decir que la cantidad de casos aumentó en parte por la mejor capacidad de detectarlos y diagnosticar, los mosquitos en general y el dengue en particular se esparcieron y extendieron hacia regiones donde antes no lo estaban: hacia el sur y el norte, las áreas de clima tropical y subtropical son cada vez más extensas al mismo tiempo que el hacinamiento poblacional va en aumento.
Para la OPS, la situación del dengue en la región de América Latina y el Caribe es de riesgo alto y grave. En un informe publicado recientemente, enumera ciertos aspectos críticos:
- Riesgo continuo de propagación, elevados movimientos poblacionales y proximidad a centros urbanos y periurbanos de bajos ingresos.
- Factores ambientales y sociales como las altas precipitaciones, la humedad y la temperatura, la planificación urbana desordenada, el crecimiento demográfico y la globalización. En pocas palabras, la crisis socioambiental.
- El fenómeno de El Niño y el cambio climático: las variaciones en los patrones de lluvia hace que aumenten los criaderos de mosquitos disponibles, modificando y expandiendo la dinámica de transmisión del dengue.
- Cambios en los serotipos que circulan y co-circulación de varios serotipos de dengue: esto aumenta la posibilidad de desarrollar dengue grave y, en consecuencia, muertes. Son difíciles de diagnosticar. Los síntomas son inespecíficos, y fácilmente confundibles con otras infecciones febriles. Más aún si no hay una capacitación e infraestructura adecuadas.
- Falta de participación y educación de la ciudadanía para que cada comunidad pueda ayudar a disminuir la propagación.
No existe un tratamiento específico, se trata más bien de un control de síntomas: hay que crear y mantener capacidades de vigilancia y control de vectores, incluyendo campañas de desinfección y limpieza por parte de políticas públicas estatales.
Números que alarman
- Argentina: los casos aumentaron más de un 15% respecto del año pasado, y un 658% en los últimos 5 años.
- Bolivia: los casos aumentaron un 1143% en comparación al 2022.
- Brasil: hubo un aumento del 28% en comparación del 2022, y un 103% respecto de los últimos 5 años.
- Colombia: aumentó un 79% en comparación al año pasado.
- Guatemala: un 612% de aumento en el último año.
- México: aumentaron un 363%.
- Nicaragua: un 96%.
- Paraguay: 631% más alto.
- Perú: un aumento del 335% en un año, y 759% en los últimos 5.
Y la tendencia se replica en todo América Latina y el Caribe. Dice la OPS, parte de la OMS, que “la rápida urbanización, la inadecuada consideración de los problemas de salud relacionados con la eliminación de desechos, la construcción de edificios y otras medidas sanitarias han dado lugar a dificultades para mantener el control del mosquito Aedes en la región”.
“De los países que notifican brotes activos, muchos están experimentando conflictos o violencia política en las zonas afectadas o una migración masiva de personas, por ejemplo, en América Central. Otros países están experimentando los efectos del cambio climático”, afirma.
Cómo prevenir el dengue en las casas
Para cuidarse del crecimiento de larvas y pupas, como también de mosquitos adultos, los organismos dan una serie de recomendaciones. Para evitar que nazcan mosquitos:
- Vaciar y guardar bajo techo los recipientes que acumulen agua de lluvia, ni dejarlos con agua destapados en ningún momento.
- Cubrir los recipientes donde se almacena agua, y vigilar que no aparezcan larvas. Antes de llenarlos, limpiarlos bien con una esponja o cepillo.
- Mantener el agua fluyendo en estanques, lagos y fuentes.
- Drenar las fuentes cuando no se usen.
- Limpiar el bebedero de los animales de compañía, diariamente.
- Limpiar y tratar las piletas con cloro. Si hay algún bote cerca, cuidar que no acumule agua dentro.
- Control de mosquitos adultos voladores:
- Usar mosquitero en puertas y ventanas.
- Usar repelente de insectos en patios, desde aerosoles a velas y lámparas.
- Utilizar ropa de manga larga y pantalones, para exponer menos la piel.
- Usar repelentes de insectos corporales en la piel y ropa.
- Un último detalle, ¡no poner cloro en zanjas, drenajes, canales, ríos ni lagos! Los mosquitos no pueden reproducirse allí con el agua circulando, y podés terminar dañando a la vida acuática.
Síntomas de la enfermedad
Los síntomas del dengue son variados y en general uno puede ser asintomático, pero se debe consultar con un médico en caso de presentar síntomas como:
- fiebre elevada
- dolor de cabeza intenso
- dolores musculares y articulares
- dolor detrás de los ojos
- náuseas
- vómitos
- agrandamiento de ganglios
- sarpullido
*Por Federico González Chapur