En el norte argentino, una de las regiones más diversas y emblemáticas de Sudamérica avanza hacia un modelo de conservación que integra producción, cultura y soluciones basadas en la naturaleza. Se trata del proyecto “Proteger el Gran Chaco: una visión de conservación inclusiva a gran escala”, liderado por The Nature Conservancy (TNC) junto al equipo regional y global de Protect, y recientemente reconocido por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) como caso de estudio destacado en su publicación Scaling Up.
Un territorio único y estratégico
Con más de 108 millones de hectáreas compartidas entre Argentina, Paraguay, Bolivia y Brasil, el Gran Chaco es el bosque seco más grande del mundo y hogar de más de 9 millones de personas y 3.000 especies de flora y fauna, muchas de ellas en peligro de extinción, como el yaguareté, el tatú carreta y el pecarí chaqueño.
En Argentina, la región representa un pilar ecológico y cultural vital, además de un importante sumidero de carbono para la mitigación de eventos climáticos extremos, no solo en la región, sino también a nivel global.
Una visión local con impacto regional
El proyecto impulsado por TNC tiene como meta proteger y restaurar más de 100 mil hectáreas de bosques y pastizales, articulando esfuerzos entre comunidades locales, pueblos indígenas, productores, sector privado, gobiernos provinciales y nacionales.
Su primera fase, centrada en la región de Gran Copo (Santiago del Estero), abarca 1,1 millones de hectáreas que combinan áreas protegidas públicas, privadas y comunitarias.

“El Gran Chaco tiene todo para ser un modelo de conservación inclusivo: conocimiento local, diversidad biológica y una historia de resiliencia que nos inspira”, expresó Mauricio Núñez Regueiro, Ph.D., especialista de TNC Argentina y autor principal del estudio publicado por la IUCN.
Conservar con la gente, no sin la gente
El enfoque de TNC se basa en la co-gestión del territorio, promoviendo la participación de comunidades y pueblos originarios en el diseño y la gestión de las áreas protegidas.
La estrategia incorpora beneficios sociales y económicos a través de actividades productivas sostenibles, créditos de carbono, ecoturismo y mecanismos de pago por servicios ecosistémicos.

Además, el proyecto contribuye directamente a los objetivos globales del Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal, fortaleciendo la resiliencia climática y la recuperación de especies emblemáticas del ecosistema chaqueño.
Alianzas que potencian el impacto
En Argentina, el trabajo cuenta con el apoyo de gobiernos provinciales, universidades, ONG locales y asociaciones de productores, junto a socios internacionales como BirdLife International, Pew Charitable Trusts y la propia IUCN.
Estas alianzas hacen posible avanzar hacia un modelo transnacional de conservación que conecte los esfuerzos de Argentina, Paraguay y Bolivia, creando corredores biológicos a escala regional.
*Sobre The Nature Conservancy (TNC): es una organización global sin fines de lucro con más de 75 años de trayectoria y presencia en más de 80 países. En Argentina, trabaja junto a comunidades locales, productores, empresas y gobiernos para proteger los ecosistemas más valiosos y promover una producción sostenible. Más información acá.











