En América Latina y el Caribe, el 16% de los empleos pueden considerarse “trabajos de futuro”, es decir, resilientes frente a las megatendencias que están moldeando los mercados laborales de los próximos años. En contraste, el 62% de los empleos de la región son vulnerables ante el auge de las tecnologías de automatización o los efectos del cambio climático, lo que representa 19 puntos porcentuales más que en los países de altos ingresos, según el análisis que realizó Sur Futuro en el Atlas de los trabajos del futuro.
Esta institución de incidencia global genera datos y conocimientos para pensar un mercado laboral de América Latina más dinámico, productivo e inclusivo.
Según señala el estudio, los empleos de futuro abarcan trabajos en disciplinas de las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM por sus siglas en inglés), empleo verde y empleo en áreas del cuidado. Precisamente, este último sector representa el 75% de los trabajos de futuro de la región.
“El empleo del cuidado está compuesto por un conjunto de ocupaciones de habilidades heterogéneas en las áreas de salud, educación, cuidados personales y trabajo en casas particulares. A pesar de ser empleos resilientes frente a las tendencias de cambio, este segmento ocupacional enfrenta desafíos asociados a condiciones laborales precarias, en especial en la esfera de los cuidados personales y el trabajo en casas particulares”, explica Megan Ballesty, co-autora del Atlas.
En cuanto al empleo verde, representa el 7% del mercado laboral de América Latina y el Caribe, 3 puntos menos que en el mundo desarrollado. A su vez, más de la mitad de estos trabajos están amenazados por las tecnologías de automatización. Por su parte, los empleos en las áreas STEM, ocupaciones de alta calificación asociadas a matrices científico-tecnológicas avanzadas, alcanzan solo al 4% de las personas de la región, menos de la mitad que en los países desarrollados. Con respecto a los trabajos amenazados por el cambio climático, afectan al 12% del mercado laboral de la región, un porcentaje cuatro veces más elevado que el de los países desarrollados. Estos empleos, mayoritariamente ocupados por hombres, se concentran en sectores de calificación baja y media, lo que limita las opciones de adaptación frente a las amenazas climáticas.
En conversación con EcoNews, Ramiro Albrieu, co-autor del documento, profundizó sobre las particularidades de la región. Según explicó, si miramos América Latina y el Caribe como un todo, el rezago con respecto a los países de altos ingresos es notorio. “En estos movimientos, América Latina comienza a ir más lento”, manifestó.
Ahora bien, si hacemos zoom en el mapa latinoamericano, aparecen regiones bien marcadas. “El Cono Sur con Chile, Argentina, Uruguay y el sur de Brasil, muestra mayor avance. Por su parte, La región andina tiene números muy bajos y, América Central se le asemeja. “El Cono Sur tiene más ventajas por el tipo de estructura social y económica que presenta”, agregó el especialista.
Además de las diferencias regionales, el empleo del futuro no se presenta de la misma manera para hombres y mujeres. Solo el 10% del trabajo masculino en la región se clasifica como empleo de futuro, en comparación con el 24% de las mujeres y el 20% de los hombres en países desarrollados.
“El trabajo masculino en la región está más expuesto a amenazas como la automatización y el cambio climático: un 65% de los hombres en el mercado laboral enfrenta estos riesgos, 8 puntos porcentuales más que las mujeres. Los desafíos para ellas están más relacionados con la diversificación y la calidad”, indicó Albrieu.
“El 90% de los trabajos de futuro que ocupan las mujeres se concentra en el área del cuidado y solo 6 de cada 10 empleos de futuro ocupados por ellas son de calificación alta, en comparación con 9 de cada 10 en el caso de los hombres”, agregó.
Aunque el panorama pareciese más favorable para mujeres que para hombres, la realidad es que el análisis es más profundo y granular. “Si observamos en general, 3/4 de los empleos del futuro son de cuidado y las mujeres son mayoría en este sector. No obstante, la distribución en cuanto a status y nivel salarial es muy asimétrico. Los empleaos STEM y verdes de mayor calificación y remuneración siguen siendo para hombres”. En definitiva, si bien el análisis puede ser favorable a las mujeres en cuanto a los mercados laborales con demanda, se corre el riesgo de continuar con la perpetuación de las brechas salariales y de liderazgos laborales.
El análisis del Atlas de los trabajos del futuro expone la urgencia de trabajar en el diseño de políticas integrales que promuevan la creación de empleos resilientes. Se trata de trazar estrategias que permitan incrementar no solo el número de trabajos que se mantengan relevantes sino también su calidad en términos de condiciones laborales, profesionalización e inclusión, y consolidar, a su vez, políticas integrales que faciliten la transición de empleos vulnerables a empleos con mejores perspectivas.
“Tenemos una primera base de datos para las discusiones que tenemos que dar y estamos trabajando con comunidades, científicos y agencias de políticas públicas para tomar decisiones con evidencia y no a ciegas”, concluyó Albrieu.
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