Bobi, de 31 años, el perro guardián de raza Rafeiro que batió el récord Guinness como el can más viejo del mundo, falleció recientemente. Le había sacado ese lugar a Bluey, un cane australiano de ganado, que murió en 1939 a sus 29 años. “Sus 11 478 días en la Tierra nunca fueron suficientes para quienes le querían”, escribió en Facebook su familia humana.
El animal, nacido el 11 de mayo de 1992, murió el fin de semana en un hospital veterinario, informó su dueño Leonel Costa, quien vivió con él desde sus ocho años, a la agencia The Associated Press. Bobi vivía en una granja en Conqueiros, una localidad de Portugal, con Costa y cuatro gatos. “Buen viaje, Bobi… has enseñado al mundo todo lo que debías enseñar”, concluyó la despedida escrita en la red social.
La calidad de vida de Bobi
En una entrevista a Associated Press, Costa dijo que el secreto de su perro Bobi para tener una larga vida era la “buena comida, el aire fresco y mucho amor, en un entorno tranquilo y apacible”. Además, afirmó que, para él, estar lejos de las ciudades, había ayudado. Bobi comía lo mismo que sus humanos y nunca le pusieron una correa. “Bobi come lo mismo que nosotros”, aseguró Costa.
Desde el Guinness World Records informaron su “tristeza al conocer la muerte de Bobi, el perro más longevo del mundo”. Los Rafeiro do Alentejo, la raza de Bobi, tiene una esperanza de vida media de unos 10 a 14 años. La edad de Bobi fue confirmada por la Unión Nacional de Veterinarios de Portugal.
Bobi, sin cadenas, siempre fue libre de vagar por los bosques y las tierras de cultivo que rodean la casa de la familia Costa. Su fallecimiento fue informado en las redes sociales por la veterinaria Karen Becker, que atendió a Bobi varias veces.