La décima edición de la Cumbre Global de Horasis, celebrada del 7 al 9 de octubre en São Paulo, Brasil, marcó un hito —no solo por ser la más grande hasta ahora, sino porque ha puesto sobre la mesa una pregunta urgente: ¿cómo convertir discursos inspiradores en transformaciones reales para el planeta y sus habitantes?
Horasis: un espacio de visiones globales
Horasis es un think tank internacional independiente nacido en 2005, con sede en Zúrich, cuyo propósito es inspirar el futuro a través del encuentro entre gobiernos, empresas y sociedad civil. Sus cumbres reúnen voces de diferentes geografías y sectores para debatir políticas, innovación y cooperación.
Ese modelo —una plataforma híbrida entre foro, comunidad y laboratorio de ideas— toma especial importancia en momentos como este: tiempos de crecientes desigualdades, urgencia climática, crisis geopolíticas y avances tecnológicos difíciles de gobernar.
La cumbre cerró con más de mil delegados de más de 80 países, quienes participaron en paneles sobre clima, inteligencia artificial, tecnología, gobernanza y cooperación intercultural. En las sesiones plenarias desfilaron figuras como Pedro Lopes (Secretario de Estado de Economía Digital de Cabo Verde), Tabata Amaral (diputada federal brasileña) y Charles Tang (presidente de la Cámara Brasil-China).
Los discursos fueron un canto a la cooperación, pero también una llamada de atención: no basta con dialogar; es imperativo que las intenciones se traduzcan en compromisos concretos.
¿Escalar la humanidad sin perder humanidad?
Una de las sesiones más provocadoras fue Shaping Humanity Together. Allí, Indrani Pal-Chaudhuri preguntó: “¿Cómo podemos escalar la humanidad sin perder nuestra humanidad?” y subrayó que “la naturaleza no necesita a la humanidad; la humanidad necesita a la naturaleza”. Otro momento cargado de simbología fue la historia de Liberland contada por Vit Jedlička, una micronación que intenta reinventar modelos de Estado mediante blockchain.
Martín Burt, con su historia de inclusión social desde Paraguay, recordó que los modelos deben diseñarse “para todos”. Y Cordell Carter insistió en tomar “decisiones basadas en datos” para salir de sesgos estructurales.
Estas reflexiones son estimulantes y necesarias. Pero, si bien la utopía inspira, urge aterrizar sus bases: ¿qué instrumentos reales ponemos en marcha tras la cumbre?
Geopolítica incluyente: nuevos puentes, no fronteras
Uno de los aciertos de Horasis 2025 fue su giro hacia geografías menos convencionales. En el panel “Co-Creando soluciones para desafíos globales”, Pedro Lopes destacó la ambición de transformar a Cabo Verde en un puente entre Europa, África y América, y redefinir rutas históricas de opresión en rutas de innovación.
Por su parte, Charles Tang planteó una provocadora hipótesis: ¿qué pasaría si EE. UU. y China dejaran de competir y empezaran a colaborar como Brasil y China lo hacen hoy en día? Esa apuesta podría redefinir paradigmas globales.
También Nkululeko Khumalo recordó que la celebración del G20 en África refleja la consciencia de que el poder ya no puede concentrarse solo en las “regiones sospechosas habituales”. La colaboración —reclama— debe emerger desde horizontes diversos y muchas veces periféricos.
Tecnología, economía circular y sostenibilidad
En la sesión plenaria sobre tecnología escalable, María Emília de Deloitte Brasil enfatizó que, hoy, apenas el 9% de los plásticos reciclados retorna a nuevos productos. Para ella, lograr plásticos totalmente circulares exige innovación radical, infraestructura masiva y —sobre todo— cooperación profunda.
Eduardo Aranibar, de Compass Earth Capital, celebró que la agenda brasileña esté cada vez más alineada con los objetivos de las COP, pero advirtió que el salto de discurso a política efectiva sigue siendo un salto de fe.
El cierre estuvo lejos del protocolo rígido: una interpretación musical de Alves de Almedida Katukina Renaldo (jefe y chamán de la Aldea Sagrada del Perú) imprimió un aire de misticismo y urgencia simbólica. El presidente de Horasis, Frank-Jürgen Richter, concluyó con un mensaje claro: “Ustedes son los visionarios, ustedes son los creadores del cambio”.
Y aunque la cumbre comenzó en un ambiente marcado por amenazas globales —conflictos militares, crisis climáticas, polarización política—, Richter insistió en que al final lo que importa es la esperanza de avanzar juntos.
En Horasis 2025 emergieron discursos poderosos, ahora hace falta que estos discursos se traduzcan en alianzas institucionales robustas, compromisos medibles, financiamiento efectivo y seguimiento público riguroso.
Por ejemplo:
- ¿Quién auditará el cumplimiento de las promesas lanzadas en los paneles sobre economía circular, IA ética o cooperación sur-sur?
- ¿Cómo convertir visiones como la de Cabo Verde en políticas reales de conectividad tecnológica o infraestructura digital?
- ¿Cuál será el papel de las sociedades civiles, los medios locales y los entes subnacionales (gobiernos regionales, municipios) para que las decisiones no queden solo en las élites participantes?
Horasis 2025 tiene el mérito de haber sacado de las frías salas de conferencias temas urgentes para nuestra existencia colectiva: cooperación, gobernanza, tecnología, medio ambiente y la interdependencia global. Pero para que su luz no se apague, el reto es mutar ese epicentro simbólico en un ecosistema vivo de acción local-global.
