Un estudio reciente ha revelado que el rearme planificado por la OTAN podría incrementar las emisiones de gases de efecto invernadero en casi 200 millones de toneladas al año, una cifra comparable a las emisiones anuales de un país como Pakistán. Este hallazgo ha encendido las alarmas entre expertos en clima, quienes advierten que la creciente militarización mundial amenaza con socavar los esfuerzos para combatir el cambio climático.
El informe publicado en The Guardian destaca que los ejércitos son grandes consumidores de combustibles fósiles, lo que contribuye significativamente al calentamiento global. Además, el gasto militar récord de $2.46 billones en 2023 refleja una tendencia preocupante que, según los críticos, prioriza la seguridad a corto plazo sobre la acción climática.
El costo climático del gasto militar
La militarización global no solo tiene implicaciones geopolíticas, sino también ambientales. Según el estudio, si los países de la OTAN aumentan su gasto militar al 2% del PIB, como se ha planteado, las emisiones adicionales podrían costar anualmente $264 mil millones en daños climáticos.
Además, esta tendencia reduce los fondos disponibles para políticas de mitigación del cambio climático. Países como el Reino Unido ya han desviado recursos de la ayuda internacional hacia el presupuesto de defensa, lo que genera críticas por priorizar el armamento sobre la cooperación climática.
El aumento del gasto militar también podría debilitar la confianza en acuerdos internacionales como la COP29, donde naciones del sur global han cuestionado la coherencia de los países ricos que incrementan su poderío militar mientras recortan financiamiento climático.
Ante este escenario, los expertos urgen a repensar las prioridades globales, señalando que la seguridad a largo plazo depende tanto de la estabilidad ambiental como de la militar. La OTAN no ha emitido una respuesta oficial, pero la presión para que los gobiernos equilibren defensa y sostenibilidad sigue en aumento.
Mientras los conflictos armados se intensifican, el mundo enfrenta una disyuntiva crítica: continuar con la escalada militar o redirigir recursos hacia un futuro climáticamente seguro. La decisión, advierten los investigadores, podría definir el destino ambiental del planeta.
Según los expertos, este aumento en las emisiones no solo contribuiría al calentamiento global, sino que también tendría un impacto negativo en la economía. Se estima que el costo anual de estas emisiones podría ascender a $264 mil millones, lo que representa solo una fracción del verdadero costo de la militarización.
*Fuente: The Guardian