Durante mucho tiempo, la idea de que los insectos duermen como los humanos era impensable. Su naturaleza inquieta y su tamaño diminuto parecían incompatibles con el concepto de sueño. Sin embargo, la ciencia ha demostrado que sí, los insectos duermen, aunque de una manera muy diferente a la nuestra.
Los estudios científicos han utilizado diversas técnicas para observar el comportamiento de los insectos durante el sueño. Una de las más comunes es la electroencefalografía (EEG), que permite registrar la actividad eléctrica del cerebro. De esta forma, se han detectado patrones de actividad cerebral en los insectos que son similares a los que se observan en el sueño de los humanos.
Características del sueño en los insectos
Según un artículo de National Geographic España, “medir el sueño en los insectos no es tarea fácil” ya que su descanso se caracteriza por tener muchos matices. Sin embargo, en líneas generales, se puede determinar las siguientes características:
- Ritmo circadiano: Al igual que los humanos, los insectos tienen un ritmo circadiano que regula su ciclo de sueño y vigilia. Esto significa que tienen períodos de actividad y reposo a lo largo del día y la noche.
- Estados de sueño: Los insectos experimentan diferentes estados de sueño, incluyendo un estado de sueño profundo en el que son menos sensibles a los estímulos externos.
- Duración del sueño: La cantidad de tiempo que duermen los insectos varía según la especie. Algunas especies, como las moscas de la fruta, solo duermen unas pocas horas al día, mientras que otras, como las abejas, pueden dormir hasta 15 horas.
El sueño juega un papel fundamental en la salud y el bienestar de los insectos. Así, ayuda a consolidad la memoria y aprender nuevas habilidades; Repara tejidos dañados y contribuye en calmar el estrés. Finalmente, el descanso de los insectos permite que crezcan y se desarrollen favorablemente.
Ejemplos de diferentes tipos de sueño en insectos
Siguiendo el artículo de NatGeo, algunas especies como las moscas de la fruta, duermen en ráfagas cortas de unos pocos minutos. La evidencia fue aportada por la Universidad de Pensilvania y el Instituto de Neurociencias de California.
“Estos insectos lo hacen de una manera tan profunda que, cuando están en reposo, cuesta bastante trabajo despertarlas”, señala la nota periodística.
Otro ejemplo, aunque más prolongado, es el de las abejas. Estos insectos polinizadores duermen en períodos más largos, de hasta 15 horas al día. Asimismo, diversos estudios llegaron a la conclusión de que cuando las abejas no dormían su comportamiento era errático e incoherente.
Las mariposas también saben de descanso. Estos hermosos animales duermen durante la pupa, una etapa de transformación entre la oruga y la mariposa adulta.
Finalmente, se destacan las hormigas cuyo período de sueño se extiende a 4 horas diarias aproximadamente. El análisis llevado a cabo por la Universidad del Sur de Florida y la Universidad de Texas en Arlington identificó que esta cantidad de horas de descanso se dividen en unas 250 siestas, de aproximadamente un minuto cada una.
El estudio del sueño en los insectos es un campo de investigación relativamente nuevo que está revelando información fascinante sobre el comportamiento y la fisiología de estos increíbles animales. A medida que se aprenda más sobre el sueño en los insectos, se podrán desarrollar nuevas estrategias para controlar las plagas y mejorar la salud de los cultivos.