El sur de Europa atraviesa una de las olas de calor más intensas y letales de los últimos años, con temperaturas que en algunos puntos superan los 44 °C y un aumento alarmante de los incendios forestales en la región mediterránea.
En Italia, las autoridades emitieron alerta roja para siete ciudades, entre ellas Florencia y Bolonia, mientras el país lamenta la muerte de un niño de cuatro años por insolación en Cerdeña. El menor había sido hallado inconsciente en un vehículo y, pese a ser trasladado a Roma, falleció días después por daño cerebral irreversible.
En Francia, más de la mitad del territorio continental está bajo alerta por calor extremo, con 12 departamentos en el nivel rojo, el máximo posible. El país viene de controlar su incendio más grande desde 1949, que dejó un fallecido, 20 bomberos y cinco civiles heridos.
España enfrenta un escenario similar: la Agencia Estatal de Meteorología emitió advertencias de “peligro extremo” para el País Vasco y Zaragoza, junto a avisos naranjas y amarillos para gran parte de la península. Los termómetros marcan más de 40 °C en varias regiones, con picos previstos de hasta 44 °C en el bajo Guadalquivir.
El calor extremo, sumado a la sequedad y fuertes vientos, ha avivado incendios en León, Zamora y Galicia, obligando a evacuar a más de 1.000 personas.
En los Balcanes, Croacia celebró el control de un gran incendio cerca de Split, mientras Serbia, Albania y Montenegro luchan contra focos activos que han forzado evacuaciones.
Científicos advierten que la combinación de una primavera lluviosa —que favoreció el crecimiento de vegetación— con el actual calor sofocante y la falta prolongada de lluvias ha creado un “cóctel explosivo” para la propagación de incendios. Las previsiones no son alentadoras: se esperan nuevos récords de temperatura en los próximos días, con más de 42 °C en el suroeste francés y valores similares en buena parte de la península ibérica.
La situación confirma lo que especialistas en clima vienen señalando desde hace años: las olas de calor en Europa no solo son más frecuentes, sino también más intensas y letales, con impactos cada vez más visibles en la salud, la seguridad y el medio ambiente de la región.