Gracias a una sensibilidad única, los peces pueden distinguir la dirección de los sonidos debajo del agua. El misterio de cómo lo hacen, que hace décadas no se lograba resolver, fue revelado gracias a un estudio científico que descubrió cómo funciona el mecanismo de audición direccional.
La investigación, publicada en la revista Nature, analizó los mecanismo auditivos del Danionella cerebrum, uno de los vertebrados más pequeños. El estudio encontró que “algunos peces pueden detectar de forma independiente dos componentes de una onda sonora (presión y movimiento de partículas) y combinar esta información para identificar de dónde proviene un sonido.”
Esta localización de fuentes de sonido es un recurso imprescindible que usan los peces para la detección de depredadores y presas, comunicación, navegación y orientación, según el artículo ‘Localización de la fuente de sonido por los peces‘ del Instituto Estadounidense de Física (AIP).
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Desde el canto de una ballena hasta el maullido de un gato, cuando el sonido emana de una fuente, viaja a través del medio como una oscilación de movimiento y presión. En el caso de los animales terrestres, estos detectan la dirección del sonido mediante el muestreo de la presión en las orejas (es decir, dos posiciones muy separadas), tal como indican los autores del estudio ‘El mecanismo de la audición direccional en los peces’.
La situación es más compleja para los animales submarinos, ya que “el sonido viaja aproximadamente cinco veces más rápido en el agua que en el aire“. Según los modelos previos, los peces no deberían poder localizar el sonido debido a la alta frecuencia que se maneja en los cursos de agua. Sin embargo, la hipótesis de Arie Schuijf, propuesta en 1975, fue corroborada por este reciente estudio que confirmó que los peces reconocen la dirección del sonido porque detectan y comparan por separado los componentes de movimiento y presión.
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Para analizar el mecanismo auditivo del Danionella cerebrum, los científicos colocaron a los peces en un acuario con altavoces y analizaron sus movimientos cuando escuchaban sonidos. Allí, descubrieron que:
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Además de entender mejor cómo escucha los peces y se orientan en su entorno, el estudio también arrojó resultados clave para comprender cómo funciona el sistema auditivo de los vertebrados en general.
Incluso yendo más lejos, los autores del estudio liderado por Johannes Veith, del Centro Einstein de Neurociencias de Berlín, creen que este descubrimiento podría evidenciar que “el mundo acústico podría ser mucho más rico para los peces que para los humanos, con eventos acústicos que llevan firmas duales estereotipadas de presión-movimiento.”
Según creen los científicos, además de ser una herramienta de supervivencia para escapar de sus cazadores y detectar posibles presas, “la audición direccional también puede tener una función social“.
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