En la COP30 no hubo frase más repetida que “proteger la Amazonía”. Pero ¿por qué este territorio es tan crucial para el futuro del planeta? ¿Qué la convierte en el centro político, ambiental y simbólico de la mayor cumbre climática del mundo?
Acá te lo explicamos con datos —y con la voz de quienes viven ahí.
1. El pulmón del planeta: clave para el clima globa
La Amazonía no es un lugar más: es uno de los sistemas vivos más importantes del planeta.
- Regula los patrones climáticos regionales y globales.
- Enfría la atmósfera.
- Mantiene las lluvias que alimentan a Sudamérica.
- Y es capaz de absorber parte del carbono que estamos emitiendo a niveles récord desde la era preindustrial.
Con una superficie equivalente a casi dos veces el territorio argentino, este bioma atraviesa ocho países y funciona como una gigantesca máquina natural que equilibra el clima.
Como explican sus líderes indígenas, “proteger la selva es proteger la vida”.
2. La mitad de la biodiversidad del mundo vive acá
La Amazonía alberga una riqueza única:
- 17.000 especies de plantas,
- más de 3.000 especies de animales,
- y miles de especies que todavía no fueron descubiertas o clasificadas.
Es el epicentro mundial de la biodiversidad. Lo que se pierde acá, no se recupera.

3. Una región bajo amenaza constante
A pesar de su importancia, es también uno de los territorios más presionados del planeta. Las principales amenazas:
- deforestación,
- minería ilegal,
- expansión de la frontera agropecuaria,
- represas hidroeléctricas,
- construcción de rutas que abren la selva a nuevas actividades extractivas.
El resultado: fragmentación de ecosistemas, pérdida de especies y alteración de los ciclos de lluvia que sostienen la vida en toda la región.
4. Más de 40 millones de personas viven en la Amazonía
Incluidas 400 comunidades indígenas, muchas de las cuales participaron por primera vez en esta COP para defender su territorio y exigir reconocimiento.
Varias de ellas propusieron algo revolucionario: declarar a la Amazonía como la primera “Zona de Vida del planeta”, un estatus que buscaría protegerla legalmente y avanzar hacia un futuro sin combustibles fósiles.
Su mensaje en Belém fue claro: “No queremos ser consultados después. Queremos decidir”.
5. Compromisos financieros para protegerla
Durante la COP30, instituciones regionales y multilaterales hicieron anuncios importantes. Entre ellos, CAF —el banco de desarrollo de América Latina— confirmó que destinará 2.000 millones de dólares hasta 2030 para proteger la Amazonía, apoyar proyectos de conservación, impulsar economías locales y reforzar la transición justa.
Como explicó Alicia Montalvo, Gerenta de Acción Climática y Biodiversidad Positiva de CAF: “La Amazonía no es un problema local: es un activo estratégico global que debemos cuidar entre todos”.
Un territorio que define el futuro
Cuidar la Amazonía no es una opción: es una obligación ética, ambiental y económica. De su salud depende gran parte del clima global, la biodiversidad, la cultura de cientos de pueblos y el equilibrio del planeta.
La COP30 dejó un mensaje claro: sin Amazonía, no hay 1.5°C. Y sin las comunidades que la habitan, tampoco hay soluciones duraderas.













