Dalagaic Piogonac (“La nueva forma de curar”) es el nombre del primer Centro de Salud Intercultural argentino que funciona en San Pedro, en la provincia de Buenos Aires. Es una iniciativa de la comunidad Lma Iaca Qom que, con el apoyo del municipio, la provincia y el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), brinda una atención en la que se complementan la medicina occidental y la medicina tradicional indígena para lograr la salud de la comunidad.
El Centro es público: todas las personas pueden acercarse y sacar un turno (que no demora). Sin embargo, aún no está lo suficientemente difundido e incluso muchos sampedrinos no saben de su existencia.
“La nueva forma de curar” funciona en el Centro de Interpretación Indígena “El Antigal”, en la calle Manuel Iglesias 1515 (2930), en la sede de esta comunidad Qom.
“La salud intercultural es aquella en la que se comparten y complementan la ciencia occidental con los saberes ancestrales de los pueblos indígenas”, explican desde el Centro.
En DALAGAIC PIAGONAC una autoridad del pueblo QOM es quien aplica los saberes transmitidos de sus ancestros. En este caso, se trata de la cacique QOM Nalá Clara Romero, que también es enfermera recibida en la Universidad de Rosario.
Los Consultorios Interculturales están atendidos por un equipo conformado por un indígena y un médico. “Entre ambos explican las características de la consulta y mediante el diálogo con el paciente se buscan soluciones a sus dolencias mediante el uso de medicina occidental e indígena”, detallan.
Ambos saberes se complementan de la siguiente manera:
Lo que ahora puede parecer novedad, antes era cotidianidad. ¿O acaso saber que determinado té cura el dolor de estómago no es un saber que pasa de generación en generación?
La medicina tradicional o indígena hace eso: recupera saberes de la comunidad. Pero con prudencia y ciencia. “No es curanderismo”, repite Nalá.
Un joven médico que hizo las prácticas de medicina en el Centro de San Pedro fue testigo en primera persona de cómo un saber ancestral resolvió un problema que la medicina occidental no podía.
Pedro Francisco Cuello es médico y tiene 26 años. Hizo sus prácticas durante 9 meses en el Centro y no solo es testigo de los beneficios que tiene la medicina intercultural en las demás personas, sino también en él mismo.
El caso era sencillo y estético: tenía una verrugas en su rostro, cachete y oreja y con el tratamiento occidental (medicina “común”) no pudo quitárselas. Había probado con electrocoagulación y crioterapia. Se le caían, pero volvían a salir. Hasta que probó con un método que le dijo Nalá.
“Nalá me mostró una alternativa únicamente con plantas. Primero con la espina de la planta del abrojo se pinchan las verruguitas y se le hacen microporos. A esos poros se le incorpora la leche de la yerba meona, una yerba que crece en todos lados, principalmente con la humedad y se la ve acompañando a otras plantas. Esa leche tiene un ácido que quema las verrugas. Hay que hacer el tratamiento durante 2 o 3 veces por semana durante algunas semanas, pero no es nada cruento, no genera dolor y da muy buenos resultados. De hecho, las verrugas se cayeron y no volvieron a crecer”, contó Pedro sobre el tratamiento que se hizo en el Centro.
Ahora, el joven médico quiere especializarse en cardiología intervencionista que, aunque se aleje de la medicina indígena, asegura que esta última “forma parte de un estilo de vida, más allá que después en el día a día no la practique en las cirugías”.
Incluso, detalló que muchos de estos saberes ya los tenemos internalizados como aconsejar tomar “té con limón y miel”. “Es un antiinflamatorio y analgésico natural”, puntualizó.
Además, destacó la efectividad del Centro en hacer tratamientos con la planta cardo mariano en casos de esteatosis hepática, más conocido como hígado graso. “Hoy en día hay laboratorios que lo están investigando a partir de los buenos resultados que ven desde hace muchísimos años en las distintas comunidades. Los laboratorios quieren replicarlo de alguna forma para generar un tratamiento sintético. Pero, ¿qué mejor que ir al patio de tu casa y tener tu medicina ahí?”, dijo Pedro Cuello.
No obstante, aclaró: “Por supuesto que hay que usar las plantas de forma consciente, conocer sobre el tema. Las plantas tienen sus posibles efectos adversos, sus dosis. El Centro es muy responsable en ese sentido, no se hace ‘curanderismo’, sino que se hace medicina intercultural”.
Las especialistas QOM que trabajan en el Centro conocen las dosis, explicó. “Por ejemplo, el té de paico, que es un antiparasitario excelente que utilizamos muchísimo a lo largo de toda la vida, en pediátricos lo usamos también pero en dosis menores, entonces eso uno lo tiene que conocer. Ese conocimiento lo tenemos a partir de Nalá y Tamara (QOM) acerca del tratamiento tradicional”, sumó.
“De hecho, yo estudié en la Universidad de Rosario, pero es muy escaso, prácticamente nulo, lo que uno puede ver en el currículum sobre medicina tradicional, salvo que sea una clase especial o una materia opcional que uno decida cursar”, se lamentó.
Para Pedro, conocer el Centro es algo muy importante en su vida. “Tengo raíces aymara, pero no conocía tanto sobre su cosmovisión. Acá me conecté con mis raíces y eso no tiene precio. Es un sentido de pertenencia y sentirse familia”, dijo.
“Yo nací en Buenos Aires, pero mis padres son jujeños. Cuando conocí el norte por mi cuenta fue muy emocionante poder sentir las raíces, la tierra con la que uno está conectado desde hace generaciones, y decir ‘estoy a kilómetros de la que creo que es mi casa, pero en realidad esta es mi casa’”, concluyó el médico.
“La nueva forma de curar” nació en 2017 gracias al impulso de Nalá. Fue un largo trabajo entre el Área de Salud de la provincia y la Comunidad LMA IACIA QOM:
El Centro Dalagaic Piogonac atiende de lunes a viernes de 12 a 18 horas. Su teléfono es 426832.
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