El uso y consumo de hongos, especialmente aquellos con propiedades psicoactivas como la psilocibina, han aumento notable en los últimos años en diversos países alrededor del mundo. Desde la medicina a la gastronomía exploran sus beneficios y oportunidades. Sin embargo, la innovación a veces puede resultar peligrosa. Así lo demostró el producto boom de Australia, las gomitas de hongo (Mushroom Gummies) de la marca Tío Frog.
La golosina era distribuida desde Estados Unidos a Australia pero luego de varias personas terminaran internadas por “alucinaciones perturbadoras” y síntomas de intoxicación, la Food Standards Australia Nueva Zelanda emitió el retiro inmediato del mercado de dos sabores de gomitas de hongos: “cordyceps” y “melena de león”.
“Un adolescente del sur de Australia fue encontrado inconsciente a principios de este mes después de consumir varias gomitas, declaró el departamento de salud estatal al diario The Guardian. Un destino similar tuvieron otras 5 personas de Nueva Gales del Sur después de consumir el producto y presentar “toxicidad inesperada“.
“Las gomitas Uncle Frog fueron distribuidas por Oz Brands. El director único de ambas empresas, Rohan Bandil, dijo que había ‘muchas otras marcas que vendían productos similares´ y había consultado ampliamente sobre el producto”, explica The Guardian.
Si bien el director de la empresa ofreció disculpas, el producto quedó prohibido y bajo manto de sospechas en todo el territorio australiano.
Existen miles de especies de hongos en el mundo. Algunos son ampliamente usados como los champignones, portobelos, reishi, cordyceps, gírgola o melena de león. Sin embargo, hay 19 que entraron en la lista de hongos que constituyen una amenaza para la salud. Algunos de los más alarmantes son:
“Los patógenos fúngicos constituyen una amenaza importante para la salud pública, ya que son cada vez más comunes y resistentes al tratamiento; de hecho, actualmente solo se dispone de cuatro clases de medicamentos antimicóticos y hay muy pocos candidatos en fase de desarrollo clínico. Para la mayoría de los patógenos fúngicos no se dispone de pruebas diagnósticas rápidas y sensibles y las que existen no están disponibles de forma generalizada o no son asequibles a nivel mundial”, señala la Organización Mundial de la Salud en la presentación de su catálogo de hongos peligrosos.
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