El consumo de carne en Argentina se desplomó y es el más bajo en los últimos 26 años según un nuevo informe de la Cámara Argentina de la Carne (CICCRA) publicado este mes. Paradójicamente, este dato desalentador de la economía argentina guarda un beneficio para el medio ambiente ya que Naciones Unidas recomienda reducir el consumo de carne como método de combatir el cambio climático.
“El consumo de carne de enero a julio de este año cayó un 14,1% por debajo de enero-julio del año pasado, constituyéndose en el más bajo de los últimos veintiséis años”, explicó el informe y precisó que la cantidad de kilos por persona consumidos en los primeros siete meses fue de 45,6 en promedio, lo que representa 8 kilos menos que el mismo período de 2023.
“Al considerar los primeros siete meses del año, la producción de carne vacuna totalizó 1,779 millones de toneladas, ubicándose 8,8% por debajo de la cantidad producida en el mismo período del año pasado”, precisó el estudio.
En julio de 2024 se faenaron 1,25 millones de cabezas de hacienda vacuna, lo cual significa una caída de 3,1% con respecto a julio de 2023. En los primeros siete meses del año operaron 362 establecimientos que faenaron un total de 7,81 millones de animales, lo que representó una disminución de 9,4% interanual.
En cuanto a precios, el informe de CICCRA informó que en julio el nivel general del Índice de Precios al Consumidor del Gran Buenos Aires (IPC-GBA INDEC) se incrementó 4,0% con relación a junio y “fue la suba más baja en treinta meses”. Así, entre julio de 2023 y julio de 2024 el precio promedio de los cortes vacunos registró un crecimiento de 282,2%.
“El precio promedio de los cortes vacunos subió menos que el precio promedio de la hacienda en pie. Que el traslado al mostrador haya sido inferior a la suba del valor del kilo vivo, se puede explicar por la retracción del poder adquisitivo de los salarios”, explicó CICCRA.
Naciones Unidas sostiene hace varios años que bajar el consumo de productos animales como la carne y los lácteos pueden contribuir a reducir significativamente la huella ambiental del actual sistema alimentario mundial, que explica el 37% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero.
Las dietas sostenibles, basadas en plantas, y la reducción del desperdicio de alimentos podría reducir hasta 12,5 gigatoneladas de emisiones anuales de Co2, el equivalente a sacar 2700 millones de autos de las rutas, según datos Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
La ganadería es un sector responsable de hasta una quinta parte de las emisiones que calientan el planeta y la ONU prevé que el consumo de carne aumente un 50% de aquí a 2050, contrario a lo que sucede en Argentina.
“Mejorar los métodos de producción y reducir las emisiones de metano del ganado podría reducir las emisiones hasta 1,44 gigatoneladas por año, pero podrían lograrse reducciones mucho mayores (hasta de 8 gigatoneladas de CO2) cambiando a dietas más saludables y sostenibles con una mayor proporción de alimentos de origen vegetal que de origen animal”, explicó el PNUMA en un informe de 2023.
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