Un adorable felino llamado Socks Clinton se convirtió en una figura pública inesperada durante la presidencia de Bill Clinton en los Estados Unidos. Más que una mascota, Socks se ganó el corazón de la nación y jugó un papel involuntario en la creación del Día Internacional del Gato.
La historia de Socks Clinton
En 1991, Chelsea Clinton, la hija del entonces gobernador de Arkansas Bill Clinton, encontró un gatito atigrado blanco y negro vagando por las calles. La familia lo adoptó y lo llamó Socks, en referencia a sus “calcetines” blancos.
Socks se convirtió en un residente famoso de la Casa Blanca. Se paseaba por los pasillos, asistía a reuniones de prensa e incluso participaba en eventos oficiales. Su presencia traía alegría y distensión al ambiente, convirtiéndolo en una celebridad entre los periodistas y el público.
Fue tal el impacto que generó que, incluso, apareció en portadas de revistas, programas de televisión y anuncios publicitarios. Incluso llegó a tener su propio libro infantil, “Socks Goes to Washington“. El tierno y audaz animal se convirtió rápidamente en un símbolo de la familia Clinton y en un ícono de la cultura popular de la década de 1990.
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El legado felino de los Clinton
El famoso felino falleció en 2009 a la edad de 20 años. Su muerte conmovió a la nación e inspiró la creación del Día Internacional del Gato, que se celebra cada 20 de febrero. Esta fecha conmemora la vida de Socks y rinde homenaje a todos los gatos del mundo.
Más allá de ser una mascota presidencial, Socks Clinton dejó un legado importante. Su fama y cariño por parte del público ayudaron a cambiar la percepción sobre los gatos, posicionándolos como animales de compañía queridos y reconocidos.
En el Día Internacional del Gato, recordamos a Socks Clinton como un símbolo de alegría, amistad y la importancia de la adopción responsable de animales.