Un equipo de científicos en Omán ha logrado un avance significativo en la producción de biocombustibles al convertir los desechos de semillas de dátil en biodiésel eficiente para el transporte público.
Este innovador proyecto, liderado por la Dra. Lamya Al-Haj, profesora asociada de biología molecular en la Universidad Sultan Qaboos, marca un hito en la búsqueda de soluciones sostenibles para reducir la dependencia de los combustibles fósiles.
De desecho agrícola a fuente de energía
Omán, uno de los principales consumidores de dátiles en el mundo, genera grandes cantidades de residuos a partir de las semillas de este fruto. Tradicionalmente, estas semillas se utilizaban en la industria del café, pero un equipo de investigadores liderado por la Dra. Al-Haj vio una oportunidad en ellas. “Las semillas de dátil contienen entre un 9% y un 15% de aceite, lo que nos llevó a preguntarnos si podíamos aprovechar ese aceite para producir biodiésel”, explica la experta en un artículo del Foro Económico Mundial.
La investigación comenzó en 2015 y, tras un proceso de desarrollo de siete años, culminó con la creación de biodiésel a partir de estas semillas, ofreciendo una alternativa ecológica a los combustibles tradicionales.
El primer gran hito de este proyecto fue el uso de este biodiésel en un autobús que funciona completamente con biodiésel producido a partir de semillas de dátil. Este colectivo, que circula en la ciudad de Muscat, es un ejemplo tangible de cómo la investigación científica puede trasladarse del laboratorio a la vida cotidiana.
Los beneficios ambientales del biodiésel creado a partir de semillas de dátil
El proyecto tiene una clara dimensión ambiental. Al aprovechar los residuos agrícolas, se reduce la cantidad de semillas de dátil que terminan en vertederos, contribuyendo a la gestión sostenible de desechos. Además, al reemplazar los combustibles fósiles con biodiésel, se disminuyen las emisiones de gases contaminantes, un paso crucial en la lucha contra el cambio climático.
Además de los beneficios ambientales, el proyecto tiene un fuerte impacto social y económico. “Esto va a crear puestos de trabajo para los agricultores, ya que, en lugar de tirar las semillas en la industria agrícola, ahora van a ser parte de la solución recolectando las semillas”, explicó la Dra. Al-Haj.
Un futuro más sostenible: el potencial global de los biocombustibles
Para la Cámara Santafesina de Energías Renovables (CASFER), este caso de éxito nos deja lecciones fundamentales para la industria de los biocombustibles:
- Valorización de residuos: lo que antes era basura agrícola, ahora mueve la economía y genera empleos para los agricultores.
- El desafío real está fuera del laboratorio: la tecnología existe, pero para escalar necesitamos un cambio de mentalidad, legislación clara y exenciones impositivas que incentiven la producción.
- Impacto local: La investigación debe resolver problemas reales de cada país para impulsar la transición energética.
“Los biocombustibles son indispensables para promover la eficiencia energética y reducir la dependencia fósil. El camino es claro: inversión, normativas obligatorias (mandatos) y compromiso”, concluye CASFER.










