Una historia de los efectos climáticos en Pakistán

Las inundaciones monzónicas se encrudecen cada año en Pakistán. (Foto: Pixabay)

Pakistán está en primera línea de la crisis climática mundial. Como animador y  líder del Círculo Laudato Si’ del Movimiento Laudato Si’, fundador de la Sociedad de la Divina Salvación y cooperador salesiano, he sido testigo de primera mano de cómo los cambios radicales en los patrones climáticos están afectando a las personas, a sus vidas y a la lucha por la supervivencia en medio del caos medioambiental.

En mi propia ciudad, Lahore, los efectos del cambio climático son igualmente alarmantes. El año pasado, fui testigo del trágico impacto de una severa ola de calor, cuando una mujer perdió la vida por no tener electricidad en su casa. El insoportable calor, combinado con la falta de energía, la dejó vulnerable, sin medio alguno para reducir su temperatura corporal. Este desgarrador incidente no es un caso aislado; muchas personas en Lahore sufren en silencio durante las olas de calor extremas, especialmente en las zonas más desfavorecidas donde los cortes de energía son frecuentes. La ciudad, antaño conocida por su vibrante cultura y su vida bulliciosa, ahora se enfrenta a una contaminación atmosférica sofocante, temperaturas en aumento y espacios verdes cada vez más reducidos.

En los últimos años, Pakistán ha sufrido inundaciones catastróficas que han sumergido aldeas enteras, desplazado a millones de personas y destruido hogares, escuelas y tierras de cultivo. Las inundaciones de 2022 fueron de las peores de nuestra historia y dejaron un rastro de destrucción del que las comunidades aún luchan por recuperarse. Visité las zonas afectadas donde las familias lo habían perdido todo: sus casas habían sido arrasadas, sus cosechas arruinadas y sus hijos se habían quedado sin escuelas.

La imagen de niños estudiando en improvisadas tiendas de campaña, rodeados de lo poco que les había quedado de su vida anterior, está grabada aún en mi memoria. Estas inundaciones no son incidentes aislados; son parte de un patrón aterrador. Las olas de calor extremas, las sequías y las lluvias monzónicas impredecibles se han convertido en la nueva normalidad. En las aldeas en las que trabajamos a través de la Sociedad de la Divina Salvación, el acceso al agua potable y la electricidad es un desafío diario. Los niños intentan estudiar con luces tenues o sin ninguna luz debido a la falta de electricidad fiable. Las cosechas se pierden, lo que empuja a las familias a una mayor pobreza y hambre.

A través de mi trabajo pretendo abordar la cuestión crítica de la crisis climática en el sur asiático, particularmente en Pakistán. Más de 33 millones de personas se han visto afectadas en los últimos años, 90 distritos devastados y alrededor de 8 millones de desplazados debido a desastres relacionados con el clima. Al 18 de noviembre de 2022, la Autoridad Nacional de Gestión de Desastres de Pakistán informó sobre más 1.700 muertes y 12.867 heridos.

Entre las causas fundamentales hay que incluir la inacción del gobierno, la falta de apoyo institucional y la indiferencia de la comunidad. Esta crisis perdura también porque muchas personas contribuyen al problema al conservar el agua, no reciclar, no reutilizar o no plantar árboles. También falta educación ambiental a nivel escolar y en las iglesias; todo lo cuál permite que la crisis continúe sin control.

Y sin embargo, en medio de esta adversidad, hay esperanza. Nuestras acciones climáticas dirigidas a la comunidad están marcando una diferencia. A través del Movimiento Laudato Si’, organizamos campañas de plantación de árboles, promovemos la conservación del agua y educamos a los jóvenes sobre el cuidado del medioambiente. Nuestro Círculo Laudato Si’, ‘Assis Pakistan Verde’, reúne a voluntarios, animadores y familias para dar pequeños, pero impactantes pasos hacia la sostenibilidad.

Un momento clave para mí fue durante un evento de plantación de árboles después de las inundaciones. A pesar de haberlo perdido todo, las familias locales se unieron a nosotros, plantando árboles jóvenes como símbolos de resistencia y de nuevos comienzos. Su determinación en reconstruir no solo sus hogares sino también restaurar el medioambiente fue inspiradora.

El cambio climático en Pakistán no es una amenaza lejana; está aquí, ahora, afectando a millones de personas. Pero a través de la acción colectiva, la educación y una esperanza inquebrantable, podemos enfrentar esta crisis. Nuestra historia es una historia de lucha, pero también de resistencia, fe y la creencia de que cada pequeño esfuerzo cuenta en la lucha por proteger nuestro hogar común.

Mi temor es que si los gobiernos y la comunidad mundial no abordan urgentemente esta situación alarmante, nuestros niños, que están creciendo con sueños, deseos y esperanzas de una vida feliz, se enfrentarán a un futuro en el que estas aspiraciones se verán destruidas por la crisis climática. Nuestros líderes políticos y religiosos siguen pasando por alto la urgencia de esta crisis. Si no tomamos medidas audaces hoy, el futuro estará repleto de la destrucción causada por el cambio climático. Mi consejo: comiencen a actuar hoy para superar la crisis climática.

Solicito de las agencias medioambientales internacionales, líderes medioambientales globales y del Movimiento Laudato Si’ que nos brinden oportunidades y recursos para llevar a cabo nuestro trabajo. Estamos dispuestos a dedicar toda nuestra vida a promover el mensaje de la Encíclica Laudato Sí. Estamos comprometidos a trabajar en todas las ciudades de Pakistán para generar conciencia sobre la crisis climática. De modo que podamos combatir más eficazmente el cambio climático en el sur de Asia.

*Este texto fue escrito por Ilyas Mushtaq, líder del Círculo Laudato Si’. Para conocer cómo ser un animador Laudato Sí, busca mayor información aquí.                             

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