El martes 16 de julio, el ayuntamiento de Valencia, España cerró tres playas en la costa mediterránea a raíz del derrame de combustible sobre las playas del Saler, l’Arbre del Gos y Garrofera, en una extensión de dos kilómetros.
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Las autoridades prohibieron bañarse en el mar y comenzaron las tareas de limpieza inmediatamente. Además, la Capitanía Marítima puso en marcha el Plan Marítimo Nacional (PMN) en situación 1 que se activa cuando se produce algún tipo de contaminación en el mar que pueda afectar a la costa.
Los bomberos enviaron drones a la zona afectada para hacer una valoración aérea, pero todavía se desconoce la causa que originó el derrame. Las autoridades portuarias declararon que el vertido no viene de ningún barco cerca de la costa.
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La consellera de Justicia e Interior de la Generalitat Valenciana, Salomé Pradas, dijo que se están evaluando “posibles consecuencias negativas sobre la calidad del agua”.
A raíz de esto, organizaciones ambientalistas expresaron su preocupación y remarcaron que, además, el derrame ocurrió en las costas cercanas al Parque Natural de la Devesa-Albufera, un bosque importante en la región.