Sudamérica vive una ola de incendios sin precedentes ya que en este año se produjeron casi el doble de focos que en el mismo período de 2023 y la situación se agrava por la sequía prolongada y la falta de lluvias.
Mientras se elevan las alertas por los problemas de salud que producen los incendios en la población, los especialistas advierten que debe revisarse el uso del suelo en el continente ya que gran parte de las quemas están ligadas a la actividad agropecuaria.
Los incendios en Sudámerica
Entre el 1 de enero y el 10 de septiembre de 2024, se detectaron 338.616 focos de incendios en Sudamérica, un incremento del 99% en comparación al mismo periodo en 2023, precisó la Organización Panamericana de la Salud en un informe publicado ayer.
En 2024, los incendios forestales en varios países sudamericanos se intensificaron durante agosto y principios de septiembre debido a la sequía prolongada, caracterizada por la falta de lluvias y un déficit de humedad en el suelo.
“Este año ha sido particularmente devastador por el impacto del fenómeno de El Niño, que ha agravado la sequía en muchas regiones, amplificando las condiciones que favorecen la propagación de los incendios”, aclaró el estudio de la OPS.
En total, 67,31 millones de hectáreas fueron quemadas en el continente y Brasil y Bolivia concentraron la mayoría de los focos de incendios detectados con 167.452 y 62.644 focos respectivamente.
Entre el 1 de julio y el 10 de septiembre, Argentina tuvo 16.037 focos de incendios; Paraguay, 10.827 focos, y Perú 8.803 focos.
Según datos del Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio, en 2024 la mayor parte de Sudamérica experimentó condiciones más secas de lo normal y julio fue el mes más seco registrado a nivel continental.
Los especialistas alertan por la situación
Melisa Giorgis, bióloga del Conicet y profesora de la Universidad de Córdoba, en diálogo con EcoNews explicó que “el fuego es natural en muchos ecosistemas del mundo pero acá vemos que hay fuegos son obra de las personas”.
“Se están quemando áreas por el avance de la frontera agraria o para tener pasto para la ganadería y hay lugares húmedos que no están acostumbrados como la selva amazónica, entonces cuesta más recuperarlos”, aseguró.
Según la especialista, “más del 90% de los incendios son por la acción humana” y alertó que hay evidencias de “a nivel global el cambio climático hace los lugares más secos y una vez que se prenden los incendios es muy difícil apagarlos”.
Giorgis explicó que hay una regla de “30x30x30” que son “una bomba” para la producción de incendios: si hay más de 30 grados de temperatura, menos de 30% humedad y más de 30 km/h del viento.
“Necesitamos políticas preventivas y de gestión del suelo. Viendo esta situación tenemos que abogar en políticas regionales, donde la prevención, la acción y la restauración pueda hacerse en conjunto”, aseveró.
Los problemas de salud que traen los incendios
Los incendios forestales que se producen cerca de zonas habitadas pueden tener un impacto significativo no sólo en el medio ambiente sino en la salud humana.
“Los riesgos directos incluyen quemaduras, lesiones físicas, enfermedades relacionadas con el calor (como golpes de calor) e incluso la muerte. Además, la pérdida de propiedades y el desplazamiento forzoso provocan importantes consecuencias para la salud mental, como estrés postraumático, depresión e insomnio, cuyos efectos psicológicos pueden durar años”, advirtió la OPS.
Las poblaciones más vulnerables a los efectos del humo de incendios incluyen a los mayores de 65 años, personas con enfermedades cardíacas o respiratorias preexistentes, mujeres embarazadas y niños.
Los niños son especialmente vulnerables por su sistema respiratorio e inmunológico inmaduro, su mayor tasa respiratoria y el tiempo que pasan al aire libre, aclaró el organismo.
“Además de los impactos directos en la salud, los incendios forestales pueden generar efectos indirectos, como la escasez de alimentos debido a la destrucción de cultivos, el aumento de enfermedades zoonóticas por el desplazamiento de especies animales, y la interrupción en el suministro de medicamentos y atención sanitaria causada por los daños a la infraestructura y vías de suministro”, concluyó.