Atravesamos un umbral caracterizado por crisis superpuestas: climática, social, económica y existencial. Algunos pensadores han intentado nombrar este momento histórico con el ánimo de hacer-sentido de la complejidad del presente. Edgar Morin y Anne-Brigitte Kern, por ejemplo, en 1993 propusieron la expresión ‘Policrisis’. Esta se popularizó en el 2022, entre otros, por las Naciones Unidas y el Foro Económico Mundial. Hace referencia a la interacción entre factores desestabilizadores y al aumento de disrupción producto de su combinación.
Por su parte, la palabra ‘permacrisis’, que combina los términos permanente y crisis, fue acuñada por analistas políticos ingleses durante la pandemia. Buscó señalar el encadenamiento de riesgos que genera la sensación de estar en constante vulnerabilidad.
Finalmente, el vocablo ‘metacrisis’, empleado por filósofos como Jonathan Rowson o Daniel Schamachtenberger, busca señalar, al mismo tiempo, razones estructurales que subyacen a las diferentes problemáticas y un paradigma dominante que afecta la forma como se conoce, habita y actúa.
Algunas de las respuestas a estos desafíos han venido de la mano de la tecnología, entre otras la IA. Otras se han enfocado en la búsqueda de acuerdos políticos como las COP, y algunas más, en activismos que buscan señalar y alterar las relaciones de poder, el caso de Extinction Rebellion. Sin embargo, la capacidad de comprensión y agencia es reducida para las personas alejadas de las instituciones tomadoras o centros de análisis.
Por ello, surgen las siguientes preguntas-llamados: ¿Cómo crear espacios para co-sentir el impacto de este tiempo histórico? ¿Cuáles son las capacidades necesarias para cruzar este umbral? ¿Cómo regenerar el tejido colectivo para cultivar un paradigma diferente donde sea posible poner la vida en el centro?
Estas interrogantes estuvieron en el corazón del retiro Despertar la Regeneración, que se llevó a cabo del 22 al 24 de agosto en Urubamba, corazón del Valle Sagrado de los Incas. La experiencia reunió a trece agentes de cambio de Perú, Argentina, Colombia, España, Inglaterra y Chipre, en Samana Wasi Retreat Center. Durante tres días, este grupo de líderes sociales, empresariales y culturales se sumergió en una experiencia de cuidado, conexión y creatividad, para explorar nuevos marcos de comprensión y prácticas regenerativas. Una de las motivaciones profundas fue transitar de la perspectiva personal a la ‘mentalidad de la villa’. Lo anterior implicó un diseño que permitiera a las personas transitar de una identidad individual a una vivencia comunitaria.
Un aprendizaje transformador
La convocatoria comenzaba con la siguiente oración: “Los tiempos de pausa son oportunidades para observar el presente, avivar el propósito y orientar el rumbo”. Viajar a un lugar con la naturaleza e historia del Valle Sagrado, ingresar en un ritmo distinto y permitir la pausa fue el primer paso para comenzar a observar y sentir el momento vital. No se trataba de huir, sino de recogerse.
El cruce del hacer cotidiano al estar contemplativo requirió un acompañamiento en cuatro niveles de conocimiento (ver John Vervaeke). Proposiciones, ideas capaces de ampliar la mirada. Procedimientos, prácticas para sostener las tensiones. Perspectiva, recursos para la autoindagación y el discernimiento. Y participación, estrategias para profundizar la conexión entre personas y lo más-allá-de-lo-humano (la ‘naturaleza’ y lo transpersonal). En esta experiencia de Urubamba se priorizaron los últimos dos aspectos, pues el cambio profundo opera sobre todo en el ámbito existencial y la intimidad de los vínculos.
El aprendizaje transformador además implicó reconocer el poder de los territorios, con su naturaleza, historia y cultura. Por lo anterior, existió un hilo conductor que abría los sentidos al entorno, honraba la cosmovisión andina e integraba las cualidades del lugar.
Otros elementos transversales que se buscaron custodiar fueron: la observación a los procesos intuitivos y el cultivo de la ‘biofilia’ (amor a la vida); la complementariedad de los opuestos y su potencial, y la importancia de ritualizar la vida y alimentar la inteligencia colectiva.

Principios orientadores
Las facilitadoras se apoyaron en un conjunto de principios que ofrecieron un marco para comprender la regeneración como fenómeno emergente. Entre ellos destacan:
- Todo es contexto-dependiente: no existen recetas universales, solo procesos situados que encuentran su florecimiento en la esencia de los lugares.
- Las existencia de sistemas anidados: una consciencia de interdependencia entre persona, comunidad, territorio y bioregión.
- El todo es mayor que la suma de partes: un énfasis en las relaciones en lugar del foco en fragmentos.
- La vida en el centro de todas las decisiones: una brújula ideológica, ética y práctica donde la prioridad se encuentra en el cuidado y avivamiento de los ecosistemas naturales y sociales.
- Atención a los bordes y a las señales débiles: poner el foco en aquellos lugares, personas e interacciones donde suele aparecer lo nuevo.
- Identificar las condiciones del fenómeno regenerativo: En palabras del pensador chileno Ronald Sistek: “La regeneración es un fenómeno emergente que resulta de las condiciones de vitalidad, integridad, salud y belleza”.
Estos principios sirvieron como semillas del diseño, narrativa durante la experiencia y ofrenda para la práctica personal futura. De esta forma, se hizo plausible la premisa de que la regeneración “no es solo un objetivo, sino un estado de consciencia”, como señaló el facilitador Guillermo Navarro.

Aportes temáticos y transversales
Cada facilitadora contribuyó al encuentro con su propio sendero de exploración.
- Natalia Meroño de España ofreció su experiencia corporativa de dieciocho años en el área de talento humano de multinacionales, con doce años de formación en los mundos del coaching, el trabajo corporal y las tradiciones ancestrales andinas. Compartió su modelo Entre cielo y tierra, una exploración psico-energético-corporal que integra la danza primal, la ecopsicología y el liderazgo consciente.
- Elba Bravo de Perú contribuyó con su trayectoria como educadora, conferencista y fundadora de la Escuela Chaupin, primera escuela basada en la Cosmovisión Andina. Facilitó un espacio para comprender el presente histórico y personal a la luz del Oráculo de Chaupin, una propuesta que invitó a salvajizar, reconocer los ciclos e incorporar la humildad radical.
- Guillermo Navarro Sanz de Argentina trajo su camino facilitador de procesos comunitarios y su camino como permaprendiz así como su tránsito por los ámbitos privado, público, academia, tercer sector y redes internacionales. Su propuesta recobrar la conexión, exploró la ecoalfabetización, el mundo de los hongos y la consciencia de los sistemas vivos.
- Mauricio-Ishwara González de Colombia puso al servicio quince años de acompañamiento en la transformación de personas y organizaciones, a través de la creatividad, la contemplación, las ciencias cognitivas y la regeneración. En su propuesta de Navegar lo incierto enfatizó en la importancia del duelo, el lenguajes y la imaginación.
Sostener la paradoja
Este primer paso fue un experimento para facilitadoras, asistentes y territorio. Los nueve meses de preparación no pudieron prever el poder del lugar, las polaridades y tensiones de la co-creación o los niveles de profundidad del grupo. Cruzamos juntas un umbral de transformación y transitamos las estaciones del llamado, las resistencias, las inspiraciones, los dolores, los potenciales y los desafíos de manifestación.

La experiencia fue una invitación a sostener las paradojas de nuestro tiempo: la urgencia de actuar y la necesidad de hacerlo desde ritmos sosegado y enraizados. La limitación de nuestras acciones y la consciencia de que cada ser tiene un rol fundamental en el presente. Y la consciencia de una agencia individual al tiempo que un alcance de identidad comunitario y ecológico.
Ojalá el camino de preparación del suelo, las semillas del retiro e incluso estas letras sean abono para más creaciones que cultiven el espíritu de la villa, la conversación más amplia con las existencias y el compromiso con las vidas presentes y futuras
*Este artículo fue escrito por Mauricio-Ishwara González (Ish Peregrino): regenerador organizacional y social. Peregrino, contemplativo, activador cultural y comunicador. Desde hace 15 años integra creatividad, prácticas contemplativas, tecnologías de conversación, cambio sistémico y teorías de la complejidad. Ha ofrecido conferencias, cursos y retiros en Latinoamérica y Europa. Creador de Modo Peregrino (ishperegrino.com), la empresa DeUmbrales (deumbrales.com) y el blog Nos Une el Medio (nosuneelmedio.substack.com).
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