Los bosques son fundamentales para la vida. Albergan ecosistemas únicos, capturan emisiones de carbono, retienen agua y evitan inundaciones. Sin embargo, se ven amenazados constantemente por incendios y deforestaciones, entre otras causas. ¿Cómo debemos restaurar los bosques que han sido dañados?
Los ecosistemas que han sido degradados o destruidos deben ser sometidos a una restauración ecológica. Esto suele depender de la intervención del gobierno, de organizaciones ambientales y de agrupaciones de vecinos.
La restauración ecológica busca que los ecosistemas se regeneren por sí mismos. Restaurar es mucho más que plantar árboles. En el caso de la reforestación es importante planificar los pasos a seguir según el ecosistema. En EcoNews te contamos los factores a tener en cuenta para la restauración de un bosque quemado.
Elegir las especies más aptas
Los bosques deberían estar compuestos por especies de árboles distintas entre sí ya que esto evitaría la rápida propagación del fuego en caso de un incendio forestal. Además, es conveniente plantar especies nativas cuyas semillas sean resistentes a altas temperaturas y que puedan germinar luego de un incendio.
Tener en cuenta a los animales
Es importante reforestar con especies nativas cuyas semillas sean dispersadas por aves. Las aves son propagadoras naturales de semillas, ya que se alimentan de frutos de lugares no alcanzados por el fuego y las depositan en lugares quemados.
Además, se deben plantar cercas de arbustos. Esto aumenta la probabilidad de supervivencia de los plantines, ya que dan sombra y pueden protegerlos de animales herbívoros.
Reforestar en época de lluvias
En lo posible, es recomendable reforestar en época de lluvias según cada región que ha sido afectada. Al aprovechar el agua de lluvia, el déficit hídrico es menor y se ahorran toneladas de agua.
Limpiar el terreno y proteger
Es fundamental limpiar el terreno dañado por el fuego y retirar la madera quemada. Al hacerlo, hay que evitar dañar los árboles sobrevivientes y que puedan recuperarse. También hay que proteger las yemas escondidas en las plantas o debajo de la tierra que pueden brotar y crecer.