Hay heridas que la prisa esconde: las cicatrices invisibles de la violencia contra la infancia y la adolescencia. No se trata de casos aislados que solo vemos en las noticias policiales, es una realidad dolorosa, sistémica, que se cuela por las rendijas de los hogares, de las escuelas y, peor aún, de la indiferencia institucional. Durante años, hemos operado bajo la lógica del “bombero”: corriendo a atender la emergencia, el abuso consumado, la denuncia. Pero, ¿y si cambiamos el chip? ¿Y si, de una vez por todas, dejamos de apagar incendios para evitar que se enciendan?
Esa es la promesa y la potencia de INSPIRE BA (Ciudad Pionera). Esta iniciativa, liderada por el Ministerio Público Tutelar (MPT) y aliada a la ciencia global de la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS), no es un mero protocolo burocrático. Es, en esencia, la toma de conciencia de una ciudad que se harta de mirar hacia otro lado. Representa un quiebre necesario: pasar de la reacción a la prevención activa y basada en evidencia.
INSPIRE BA no es una ocurrencia de algún escritorio porteño. Es la adaptación robusta de las siete estrategias INSPIRE de la OMS y UNODC, el know-how más sólido que el mundo ha acumulado para desmantelar la violencia. Piensen en esto: por primera vez, Buenos Aires está construyendo su futuro plan de protección (el ambicioso Plan Integral de Acción contra la Violencia 2025-2030) con un respaldo científico que ataca el problema desde siete flancos: leyes, normas, entornos, apoyo, ingresos, servicios y educación. Es ponerle rigor científico a la ternura que tanto se exige.
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Los siete pilares del compromiso: objetivos clave de INSPIRE BA
Para pasar del deseo a la acción, INSPIRE BA ha delineado un conjunto de objetivos que dibujan la hoja de ruta para el próximo lustro. Estos puntos no son deseos al viento, sino tareas concretas que buscan desmantelar la violencia en cada nivel del tejido social:
- Coordinar y garantizar efectividad: impulsar una coordinación intersectorial que no sea simbólica. El Plan Integral de Acción debe ser implementado de manera efectiva, asegurando que todos los organismos tiren del mismo carro.
- Tender puentes y reforzar el Estado: reforzar la coordinación con y entre los diferentes organismos del Estado. Se trata de impulsar iniciativas que aumenten la prevención y mejoren, de forma real y tangible, la capacidad de respuesta ante las violencias.
- Potenciar a la sociedad civil: consolidar el Consejo Consultivo de Organizaciones de la Sociedad Civil (OSCs) como un marco organizador de acciones. Las organizaciones de base son actores clave que deben ser potenciados para la prevención y el abordaje.
- Implementar acciones Público-Privadas: desarrollar acciones concretas de sensibilización y formación que unan al sector público y privado en la prevención de la violencia. La protección de la infancia es tarea de todos, incluidas las empresas.
- Sensibilizar y desnaturalizar: el objetivo más cultural es sensibilizar a la población general y movilizar a actores clave para desnaturalizar la violencia contra niñas, niños y adolescentes. Que nadie piense que un golpe o un grito es “normal”.
- Fortalecer la evidencia: mejorar la generación de datos y el uso de la evidencia para una comprensión más clara y una respuesta más precisa a la violencia en la Ciudad. No se puede luchar contra lo que no se mide bien.
- Sumar las voces de niñas, niños y adolescentes: garantizar la participación de niñas, niños y adolescentes en el diseño de estrategias. Sus voces deben ser el insumo principal, asegurando su lugar en espacios consultivos y programas de promoción de derechos.
La fragilidad rota: cuando la Institución escucha a la evidencia
El primer acierto de esta iniciativa es su arquitectura institucional. El MPT, que en la práctica es la voz de los sin voz en la Ciudad (y créanme, he visto su trabajo de cerca, saben lo que es la urgencia), toma el liderazgo ético. Esto le da al programa una columna vertebral de justicia y exigibilidad. Su socio, la OPS/OMS, le pone la ciencia. Esto significa que cada protocolo, cada capacitación, cada asignación de recursos, está validada por la experiencia global. No hay margen para la improvisación política; hay rigor científico.
Pero, ¿saben dónde radica la verdadera magia de este programa? En que rompe los muros del “cada uno por su lado”. La violencia contra un niño no se resuelve solo en el juzgado, ni solo en la salita de primeros auxilios. Necesita de la articulación de todos, de la periferia al centro:
- Educación, para detectar las primeras señales en el aula.
- Salud, para la atención sensible y la contención psicológica.
- Desarrollo Social, para aliviar la presión económica sobre los cuidadores.
- La sociedad civil, esas ONGs que conocen el nombre de cada familia en el barrio.
- El sector privado, que debe entender que un niño seguro es una inversión, no un gasto.
INSPIRE BA obliga a todos estos actores a sentarse en la misma mesa y a firmar un contrato social de largo plazo (el Plan 2025-2030). Es una estrategia de gestión que le dice a la burocracia, con todas las letras: “O trabajamos juntos, o fallamos juntos”. Y el fracaso, aquí, tiene un costo humano incalculable.
La rebelión de los protagonistas: los jóvenes al frente
Este es, quizás, el aspecto más emocionante y humanizador. Históricamente, a los adolescentes se les ha mirado con recelo, como si fueran solo generadores de ruido o futuros problemas. INSPIRE BA les entrega la llave de la ciudad. Los convierte en la solución, no en el problema.
El programa busca activamente a los jóvenes, no para darles charlas aburridas, sino para escucharlos de verdad y co-construir soluciones. Ellos saben mejor que nadie qué es el silencio cómplice en la escuela, cómo funciona el grooming en sus redes y dónde está el punto ciego del barrio donde la patrulla nunca mira.
La creación de la Red de Activistas Juveniles es una apuesta audaz, y me atrevería a decir, transformadora. Estos chicos y chicas no reciben un diploma y ya. Se les entrena con herramientas concretas (mediación, sensibilización) para que sean los guardianes de la cultura del respeto en sus propios entornos. Cuando un adolescente siente que tiene la agencia para proteger a su par, su potencial frustración se transforma en poder cívico. Dejan de ser meros receptores de la ayuda para convertirse en los agentes multiplicadores del cambio. Es un grito generacional que dice: “¡Basta de normalizar el miedo y la violencia!”.
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El territorio de la ciencia: las 7 tácticas de protección
La implementación local de estas siete estrategias globales no es solo “aplicar” un manual; es adaptarlo a la realidad porteña, que tiene sus propias velocidades:
- Leyes y normas
- Normas y valores
- Entornos seguros
- Apoyo a cuidadores
- Ingresos económicos
- Respuesta de servicios
- Educación para la vida
El contrato de confianza y la esperanza ineludible
INSPIRE BA es un contrato de confianza que la Ciudad de Buenos Aires está firmando con su generación más joven. Es la admisión de que las soluciones viejas ya no sirven y la valentía de apostar por un modelo que exige compromiso total.
El desafío de la sostenibilidad es el más grande. El Plan Integral 2025-2030 debe ser blindado contra los cambios de gobierno; su éxito debe medirse en la baja sostenida de las tasas de violencia, y no en la cantidad de likes en Instagram.
Pero mi esperanza reside en la Red de Activistas Juveniles. Cuando ellos sientan el poder de su propia voz y vean que la Ciudad los escucha, el cambio cultural será imparable. INSPIRE BA es más que un programa; es la materialización de un deseo profundo, y personal: que cada niño y adolescente en Buenos Aires sepa que su entorno lo protege, lo respeta y lo impulsa a ser la mejor versión de sí mismo. Es el grito de una ciudad que, finalmente, elige el cuidado por encima de la indiferencia.
(Pueden seguir la evolución y los eventos de estos jóvenes en @inspire.ba en Instagram)
* Eugenia de la Torre es una profesional con más de 25 años de experiencia liderando y poniendo en marcha áreas estratégicas de Sostenibilidad (RSE/ESG) y Relaciones Institucionales. Su expertise se ha forjado en la gestión de entornos desafiantes y sectores de alta complejidad, como la Industria Minera, Petrolera y de Servicios Generales.
Está especializada en el desarrollo social, los trabajos comunitarios y el relacionamiento estratégico con stakeholders clave. Es reconocida por su capacidad para desarrollar y ejecutar estrategias de Relaciones Institucionales y Asuntos Públicos, siendo su área de mayor dominio la gestión de la Licencia Social para Operar (LSO). En este rol, ha actuado como proveedor estratégico, garantizando la continuidad operativa, mitigando riesgos y fortaleciendo la reputación de sus clientes en contextos sensibles.
Su enfoque estratégico se basa en el Triple Impacto, diseñando e implementando soluciones que alinean de manera eficiente el impacto social y ambiental con la estrategia de negocio. Su objetivo principal es potenciar la reputación corporativa y fortalecer la cadena de valor. Esta visión integral y de vanguardia, sumada a su doble diplomatura internacional otorgada por Naciones Unidas, la consolida como una referente indispensable en la transformación sostenible y el liderazgo ético a escala global.
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