Cada 22 de marzo se celebra el Día del Agua y, al mes siguiente, el 22 de abril, el Día de la Tierra. Entre estas dos fechas tan significativas para el ambiente, hay un festejo que las una y las pone en valor: el Mes del Compostaje (MDC), unas semanas llenas de actividades y charlas en torno a la importancia de la separación de residuos y el compost. En Argentina y en el mundo esta celebración cada vez tiene más adeptos, por un fin noble: el cuidado de la casa común.
¿Por qué se celebra el Mes del Compostaje?
El Mes del Compostaje (del 22 de marzo al 22 de abril) nació gracias al impulso de un grupo diverso de organizaciones, trabajadores del sector agrícola y de la sociedad civil, y personas de la comunidad compostera en general, más la adhesión de organismos públicos, ministerios y municipios. Este año será el 11° (onceavo) festejo del Mes.
“No es solo una efeméride, sino una campaña colectiva que tiene el objetivo de difundir la práctica del compostaje para eliminar el 50% de la basura que se produce y generar, en cambio, tierra y abonos. La basura no existe, la inventamos cuando mezclamos“, comunican sus promotores.
Durante las cinco semanas del mes, cientos de personas de distintos sectores y organizaciones se van a dedicar a promover el compostaje y a compartir sus experiencias y saberes, para armar redes. El lema de este año es #SomosMateriaOrganica.
En palabras de sus organizadores, el Mes se trata de:
- Una campaña horizontal: porque promueve la acción local, y busca construir una Cultura del Compostaje, que implica habitar este planeta en armonía con sus ciclos de materia y energía.
- Una celebración del ciclo de la vida: particularmente enfocada en el compostaje, en la que se puede participar de muchas maneras. Es abierta y descentralizada, y busca expandir la cultura del compostaje en todas sus escalas y en todo el territorio.
- El objetivo general es generar más y mejor compostaje en todas sus formas: en el hogar, en la comunidad, en la industria, en el turismo, en el campo y en las grandes ciudades, involucrando a toda la población.
- Es un llamado a la sociedad: a que las personas observen sus costumbres, a que reflexionen colectivamente sobre los residuos, para generar una cultura masiva que sea responsable de los consumos.
- Una economía que cuide, que sea circular: en la naturaleza, todo lo orgánico se descompone en nutrientes, en humus. Se trata de aprender a tratar los residuos húmedos. El paradigma tan esparcido en el mundo sobre “Basura 0” es posible y tiene que ver con gestión y consumo. Dentro de la gestión, el compostaje es el milagro cotidiano del planeta en el que vivimos. Solo necesitamos organizarlo y, para eso, conocerlo y promoverlo.
- Todo el mundo puede compostar: la idea es que el MDC sea universal. Que los municipios, las provincias e incluso los países lo usen para difundir esta actividad tan fundamental para la sostenibilidad de la vida en el planeta.
- Compostar es fácil: la materia viva es fértil por naturaleza, no podemos convertirla en basura. Y dado que todos generamos residuos orgánicos, es imperante compostarlos y que esta práctica sea una política de Estado.
Compostar o contaminar
Desde el Mes del Compostaje, dan datos alarmantes de la falta de una gestión integral de los desechos: “Cada persona produce alrededor de un (1) kilogramo de residuos por día. El 50% de ellos son compostables. Por ejemplo, en Argentina, se estima que se generan 45 millones de residuos diarios. Asimismo, hay 5 000 basurales a cielo abierto: 5 000 focos de contaminación de napas por acumulación de basura (residuos mezclados), lo que da un promedio de dos (2) basurales por municipio”.
Por eso, justifican la promoción del compostaje por la cantidad de beneficios que trae: “Si nos organizáramos, el país sería mucho más limpio y saludable. Algunos de los beneficios de desarrollar políticas de compostaje serían:
- Eliminación de los basurales: al separar los residuos, sería muy pocos o nulos los que deberían ser enterrados. La materia orgánica se compostaría y casi todo el resto es reciclable por la industria (plástico, papel, cartón, metal, residuos electrónicos, etc).
- Reemplazo de los fertilizantes químicos: el compost o abono natural, el resultado del proceso de compostaje, es ideal para regenerar y revitalizar los suelos, sin necesidad de aplicar químicos contaminantes a precio dólar.
- Aprovechamiento de los nutrientes: nuestros restos orgánicos se transformarían en abono que podemos usar para nuestras plantas domésticas en balcones, patios, terrazas y jardines, y para huertas urbanas agroecológicas.
- Reducción de gases contaminantes: al compostar en casa, por ejemplo, se evita que la materia orgánica viaje hasta la disposición final. Kilómetros y kilómetros recorridos por camiones que consumen combustibles para ir a pudrirse en esa mezcla y emitir gases como el metano a la atmósfera que contribuyen al cambio climático.
- Entrar en contacto con la tierra: el 95% de la población argentina (y de la mayor parte del mundo) vive en zonas urbanas y no tiene la costumbre de tocar la tierra. Aprender a compostar te lleva a eso a conectar con la naturaleza y te trae innumerables beneficios a la salud.
- Comprender la importancia de los microorganismos, los insectos, de las bacterias y los hongos: conocer la vida de estos seres nos permite aprender de nuestra biología y reflexionar sobre nuestra propia existencia. El compost no es otra cosa que la vuelta al ciclo. Los residuos de las frutas y verduras, por ejemplo, pasan a ser abono y le dan nueva vida a la tierra, para volver a cosechar alimento. Incluso nuestros cuerpos, cuando morimos, vuelven a dar vida”.
Actividades del Mes del Compostaje
Aunque hay actividades durante todo el año, en el Mes del Compostaje las ofertas se multiplican. Todas las acciones que se van a llevar a cabo, las van a comunicar en las redes sociales del @mesdelcompostaje.
“Son innumerables las actividades que personas, organizaciones, escuelas y municipios llevarán adelante durante el Mes. Separá, reducí, compostá. La basura no existe. Y recordá que nada se pierde, todo se composta“, concluyen.