Este 22 de abril, y desde hace 55 años, se celebra el Día Mundial de la Tierra, una fecha clave para reflexionar sobre el impacto humano en el ambiente y promover acciones sostenibles. En 2025, la jornada llega en un escenario alarmante: el año 2024 batió récords como el más caluroso de la historia, con un aumento de 0,12 °C respecto a 2023, según datos científicos.
Los orígenes del Día de la Tierra
La efeméride se celebra anualmente el 22 de abril para crear conciencia sobre los problemas ambientales que afectan a nuestro planeta. Esta conmemoración tiene su origen en Estados Unidos en 1970, cuando el senador Gaylord Nelson, inspirado por el movimiento estudiantil contra la guerra de Vietnam, propuso crear una jornada nacional dedicada al ambiente.
Nelson, profundamente preocupado por la degradación ambiental que observaba, especialmente tras un devastador derrame de petróleo en Santa Bárbara, California, en 1969, trabajó junto al activista Denis Hayes para organizar el primer Día de la Tierra. El 22 de abril de 1970, aproximadamente 20 millones de estadounidenses (cerca del 10% de la población del país en aquel momento) participaron en manifestaciones, conciertos y actividades educativas, convirtiendo esta iniciativa en la mayor movilización ambiental de la historia hasta ese momento.
El impacto de este primer Día de la Tierra fue considerable, contribuyendo a la creación de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) y a la aprobación de importantes leyes ambientales, como la Ley de Aire Limpio y la Ley de Agua Limpia.
En 1990, el Día de la Tierra adquirió carácter internacional, con actividades en más de 140 países. En 2009, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó oficialmente el 22 de abril como el “Día Internacional de la Madre Tierra“, reconociendo la responsabilidad colectiva de promover la armonía con la naturaleza para alcanzar un equilibrio justo entre las necesidades económicas, sociales y ambientales.

3 grandes preocupaciones ambientales en 2025
1. Cambio climático
El cambio climático representa actualmente la amenaza ambiental más apremiante para nuestro planeta. El aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, principalmente dióxido de carbono, metano y óxido nitroso, ha provocado un incremento de la temperatura global con consecuencias cada vez más evidentes:
- Fenómenos meteorológicos extremos como olas de calor, sequías prolongadas, inundaciones y tormentas más intensas
- Derretimiento de los casquetes polares y glaciares, con el consecuente aumento del nivel del mar
- Alteraciones en los ecosistemas y pérdida de biodiversidad
- Impactos en la producción agrícola y la seguridad alimentaria
- Riesgos para la salud humana
Según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), limitar el calentamiento global a 1.5°C requiere reducir las emisiones globales de CO₂ en aproximadamente un 45% para 2030 y alcanzar la neutralidad de carbono hacia 2050.
2. Pérdida de biodiversidad
La Tierra está experimentando lo que muchos científicos consideran la sexta extinción masiva de especies, pero la primera causada por una sola especie: los seres humanos. Las principales causas de esta crisis de biodiversidad incluyen desde la destrucción y fragmentación de hábitats naturales hasta la introducción de especies invasoras.
El informe de la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES) revela que un millón de especies animales y vegetales están actualmente en peligro de extinción. Esta pérdida de biodiversidad no solo representa una tragedia ecológica, sino que también amenaza los servicios ecosistémicos de los que depende la humanidad, como la polinización, la purificación del agua y la regulación climática.
3. Contaminación plástica
La contaminación por plásticos se ha convertido en uno de los problemas ambientales más visibles y persistentes. En 2024, calculó ONU, se produjeron aproximadamente 400 millones de toneladas de plástico en todo el mundo, de las cuales una parte significativa termina en océanos, ríos y otros ecosistemas. De esta impresionante cantidad, menos del 10% es reciclada.
Además de su impacto directo en la vida silvestre, los plásticos se fragmentan en microplásticos y nanoplásticos que entran en la cadena alimentaria, con potenciales consecuencias para la salud humana que apenas estamos comenzando a comprender. El último dato sobre dicha problemática es aterrador y fue publicado en Science Advances: los microplásticos pueden ser tres veces mayor en 2060 que en 2019.
Además de estas problemáticas en crecimiento, se pueden mencionar otras tales como crisis hídrica (aproximadamente 2.200 millones de personas carecen de acceso a agua potable gestionada de forma segura), degradación del suelo y desertificación (un tercio de las tierras del planeta atraviesan un proceso de degradación), desperdicio de alimentos (cerca de 1.000 millones de toneladas de comida apta para el consumo terminan en la basura anualmente) y/o deforestación acelerada (cada hora se pierden bosques equivalentes a 300 canchas de fútbol).
¿Qué podemos hacer? Expertos proponen soluciones
Frente a este panorama, especialistas consultados por medios internacionales como The New York Times destacan que el cambio climático es solo un síntoma de un problema mayor: el consumo desmedido. Estas son algunas acciones clave:
- Reducir el consumo de carne: La ganadería contribuye con el 14,5% de las emisiones globales y es una causa principal de deforestación. Optar por una dieta basada en plantas, incluso un día a la semana, tiene un impacto significativo.
- Evitar el consumismo: “Reflexionar sobre qué es ‘lo suficiente'”, sugiere Diana Ivanova, científica de la Universidad de Leeds. Priorizar productos duraderos y reparables sobre los desechables.
- Movilidad sostenible: Usar transporte público, bicicletas o caminar. Limitar vuelos no esenciales y preferir trenes.
- Exigir políticas verdes: Las acciones individuales deben complementarse con presión a gobiernos y empresas para que adopten energías limpias y regulen industrias contaminantes.
El Día de la Tierra no es solo una fecha simbólica, sino un recordatorio de que el tiempo para actuar se agota. Desde cambiar hábitos cotidianos hasta participar en iniciativas colectivas, cada esfuerzo cuenta. Como señala el economista ecológico William Rees: “La solución no es tecnológica, sino cultural: aprender a vivir dentro de los límites del planeta”.
¿Y vos? ¿Qué acción te comprometes a adoptar este 2025? 🌱