La plaga de ratas en Nueva York es noticia en todo el mundo. ¿Cómo puede ser que una de las ciudades más modernas del planeta tenga ese problema? Quizás, justamente ese adjetivo “moderna” ayude a entender que actualmente la modernidad parece ser indisoluble de la contaminación.
Este año, la ciudad neoyorquina no está dando abasto: fuertes inundaciones agravadas por el cambio climático e invasión de ratas coparon las calles. Recientemente, un video de una rata que por su tamaño fue confundida con un perro dio la vuelta al mundo. En la Gran Manzana es común ver a estos animales corriendo en calles y negocios. ¿Por qué pasa esto y cómo puede solucionarse?
Según una empresa de control de plagas, hay aproximadamente tres millones de estos roedores, un 50% más que hace una década, en una ciudad donde viven 8,5 millones de personas. Entre las medidas implementadas para frenar su avance están: poner veneno, bombardear madrigueras con hielo seco o plantar anticonceptivos, pero muchas de ellas han resultado caras e ineficaces, detalló la agencia NA. Algunas personas aprovecharon la “oportunidad” e hicieron un “tour de ratas” para los turistas.
La clase de ratas que abundan en Nueva York es grande y más agresiva en comparación con otras especies, informó el sitio Actualidad RT. Además, estas pueden reproducirse con rapidez y transmitir a los humanos más de 30 enfermedades distintas, según advirtieron los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos. Varios negocios cerraron temporalmente tras quejas ante las autoridades por bolsas de comida roídas y heces de ratas en su interior. Los habitantes de las zonas más perjudicadas están preocupados por las consecuencias sanitarias y temen una crisis de salud pública.
Ratas en Nueva York: cómo la gestión de residuos puede frenar el desastre
Hasta ahora, la medida más efectiva para frenar el avance de las ratas en Nueva York es la gestión de residuos. La ciudad está instalando contenedores de basura con tapa y ordenaron a las empresas a utilizarlos, para reducir las montañas de bolsas con desechos que abarrotan las calles y que sirven como festines para los roedores. La disposición debe ser cumplida por cadenas o franquicias que tengan cinco o más negocios en la ciudad, independientemente de lo que vendan. A partir de septiembre, el Departamento de Saneamiento de la ciudad, comenzó a multar a quienes no cumplen con la norma.
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Sin embargo, esta regla no requiere la separación de los orgánicos, si no el uso de contenedores para la recolección. Solo algunas empresas están obligadas a separar sus residuos orgánicos. Se exige para todos la separación de hojas, flores, ramas y restos de jardinería de las bolsas que contengan otro tipo de residuos, como ya ocurre con los materiales reciclables que deben recolectarse en bolsas aparte.
¿Y si compostar fuera obligatorio o, al menos, que la ley obligue a separar los orgánicos que pueden compostarse de los que no? Esta obligación recientemente puesta en marcha es un buen paso, pero una ciudad tan grande, tarde o temprano, tendrá que reconocer la importancia de compostar todo lo que se pueda, para evitar una crisis sanitaria.