Mientras Argentina celebra la Semana de la Dulzura 2024 con decenas de golosinas y dulces, el mundo invita a participar de “Julio sin plásticos“, un mes para reducir la generación de estos residuos. Aunque a simple vista sean dos hechos sin conexión, lo cierto es que existe un gran impacto ambiental detrás de los envoltorios de las golosinas.
Con los plásticos como protagonistas, este es el impacto ambiental de los envoltorios de dulces que, incluso, podrían llegar a estar dentro de tu organismo.
Semana de la Dulzura 2024: el impacto de las golosinas en el ambiente
El gran problema de los envoltorios de dulces es que la mayoría son plásticos de un solo uso. Es decir, papeles relucientes que no se pueden reciclar ni reutilizar. La dificultad de su tratamiento los deja en el ambiente durante décadas, contaminando la tierra, el agua y el aire.
Según Eduardo Verón, doctor en Ciencias Ambientales y becario doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), a esto se le suma que “su producción implica un uso intensivo de recursos, como energía y agua, dado que los plásticos se fabrican a partir de compuestos orgánicos sintéticos o semisintéticos.”
Además, se le suma la liviandad característica de los envoltorios de golosinas. Esto hace que sean más difíciles de manipular y que, una vez saboreado el último bocado de dulce, es muy probable que el envoltorio se embarque en una espiral de contaminación que lo llevará a terminar en calles, océanos o montañas.
¿Dónde terminan los envoltorios de golosinas?
Entre 23 y 37 millones de toneladas de plástico llegan a los océanos cada año, según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Lejos de desaparecer, los desechos plásticos que no terminan en el océano y tampoco se reciclan, suelen acabar en nuestro propio cuerpo. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), gran parte de los desechos plásticos mal gestionados a nivel global acaban en vertederos y cuerpos de agua contaminando el medio ambiente, especialmente el mar. Esto genera daños a nivel ambiental, en la fauna, flora y hasta en los seres humanos.
Una vez en el ambiente, los plásticos como los envoltorios de golosinas se infiltran en el aire, agua e incluso en el cuerpo. “Hay suficientes evidencias que confirman una alta presencia de microplásticos en la cadena alimenticia, así como en el agua dulce y el agua potable”, explica Luis Francisco Sánchez, asesor regional de salud, ambiente y cambio climático de la OPS.
Según el experto, “estas sustancias también pueden afectar a las personas a través de la inhalación.” Aún así, el impacto en la salud depende del grado y tipo de exposición, la ruta de ingreso al organismo y otros factores de salud.
Propuestas para vivir una Semana de la Dulzura 2024 sostenible
Ante el impacto de los envoltorios plásticos en el planeta, puedes tomar medidas sostenibles para vivir la Semana de la Dulzura 2024 con conciencia:
- Preferir caramelos sueltos: En lugar de caramelos envueltos individualmente, elegir caramelos sueltos o envasados en materiales reciclables.
- Usar recipientes reutilizables: llevar tus propios recipientes para llenarlos con tus dulces favoritos, eliminando la necesidad de bolsas o envases desechables.
- Dulces caseros: si tienes tiempo y quieres divertirte, puedes probar hacer dulces caseros e incluso envolverlos de forma ecológica, frascos reutilizables, por ejemplo.
- Difundir conciencia: la educación es la mejor herramienta. Puedes contar a tus amigos y familiares sobre el impacto ambiental de los envoltorios de dulces y animarlos a adoptar prácticas sustentables.
¿Te animas a combinar la Semana de la Dulzura 2024 con un Julio sin Plásticos?