Vientos de más de 140 kilómetros por hora, árboles caídos, estructuras colapsadas, aviones que se mueven, heridos y 15 personas fallecidas. Ese fue el resultado de la noche del sábado 16 de diciembre luego de que un temporal azotara a parte de la Argentina. ¿Fue un fenómeno natural o fue producto del cambio climático?
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) de la Argentina venía avisando días atrás de las tormentas que se aproximaban a distintas provincias. El miércoles 14 de diciembre Entre Ríos fue una de perjudicadas y dos personas fallecieron. Por las fuertes lluvias un auto perdió el control y fue arrastrado por la fuerza del agua en un arroyo. La pareja que iba dentro murió.
En la noche del sábado 16 de diciembre la feroz tormenta azotó la provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La ciudad más afectada fue Bahía Blanca, ya que durante una exhibición de patín en el Club Bahiense del Norte, el techo colapsó y dejó 13 muertos y varios heridos, 5 de ellos internados en grave estado.
El temporal siguió su curso hacia la zona del AMBA, en donde se registraron dos muertes más producto de las tormentas y los destrozos. Una fue en Moreno, donde una mujer falleció a causa de la caída de un árbol y otra fue la de un hombre en Coronel Rosales, tras caer en un pozo de una obra en construcción.
En el país vecino, Uruguay, también hubo dos decesos, por caídas de árboles. Uno de ellos era un menor.
Si bien el SMN emitió alertas con 72 horas de anticipación, se llevaron adelante eventos masivos al aire libre, como la fiesta Bresh cuyo escenario colapsó en CABA.
Las causas del temporal en Argentina
Lo del sábado no fue ni un huracán, ni un tornado: fueron tormentas severas con ráfagas de viento destructivas. No es la primera vez que pasa algo así, pero para entender mejor por que se generó este nuevo temporal tenemos que hablar de El niño y del cambio climático.
El Niño y la Niña son cambios naturales de las temperaturas oceánicas que afectan a todo el planeta. En el noreste argentino, el Niño trae más lluvias durante primavera y verano, mientras que la Niña genera el efecto contrario. Estos fenómenos meteorológicos se van alternando a lo largo de los años.
Este año empezó una nueva temporada del Niño, algo que podría haber influido en el temporal del fin de semana. Y, si bien El Niño es un evento climático natural, está siendo potenciado por el cambio climático.
Ya lo dijo el Servicio Meteorológico Nacional: “Muchos de los fenómenos extremos estuvieron influenciados por el episodio de larga duración de La Niña, pero también eran característicos del cambio climático debido a la actividad humana. El nuevo episodio de El Niño hará subir las temperaturas y traerá consigo más fenómenos meteorológicos extremos. La iniciativa Alertas Tempranas para Todos será fundamental para proteger vidas y medios de subsistencia”.
El SMN adelantó que esto sucedería e hizo hincapié en que tanto la sociedad como los gobernantes estén atentos a las alertas tempranas, para prevenir destrozos y también para prepararse y refugiarse en los casos de los avisos a muy corto plazo.
“El cambio climático se está intensificando en América Latina y el Caribe, generando una serie de impactos devastadores en la región. El aumento acelerado de las temperaturas, el incremento del nivel del mar, las crecidas, los deslizamientos de tierra y la sequía son solo algunas de las consecuencias alarmantes. Ante este panorama, se requieren esfuerzos urgentes de adaptación y transición hacia energías renovables”, informó el organismo estatal en julio del 2023, tras compartir datos del documento de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Las tormentas del fin de semana se generaron porque chocó una masa de aire frío que venía desde el sur con una masa de aire tropical (es decir, de temperaturas altas y con mucha humedad). A esto, se le sumaron fuertes ráfagas de viento.
Hay una tendencia mundial a que este tipo de eventos extremos sean más frecuentes e intensos. Como la atmósfera está cada vez más caliente por el cambio climático, la evaporación del agua es mayor. Esto hace que en algunas regiones las precipitaciones sean más extremas, lo que puede provocar tormentas cada vez más destructivas.