Lufthansa, primer grupo aéreo de origen europeo, anunció el martes 25 de junio un aumento en el precio de todos sus vuelos en Europa para cubrir una parte de los costos relacionados con las exigencias ambientales de la Comisión Europea. Según comunicaron desde la empresa, el suplemento se aplicará a todos los vuelos previstos “a partir del 1 de enero de 2025”, desde los 27 países de la Unión Europea (UE), así como del Reino Unido, Noruega y Suiza. Su monto variará “en función de la ruta y la tarifa del vuelo”, en una escala entre 1 y 72 euros.
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“El grupo aéreo no podrá soportar solo los crecientes costos adicionales derivados de las exigencias regulatorias en los próximos años”, justificó Lufthansa el pasado martes. Respecto a este comunicado, la compañía hace referencia a las cuotas obligatorias impuestas por la UE para incorporar combustibles más sostenibles (SAF) en los tanques de los aviones, con el fin de reemplazar progresivamente el queroseno.
La proporción de SAF debe alcanzar el 2% a partir de 2025, 6% en 2030, luego 20% a partir de 2035 y finalmente 70% en 2050.
Los costos de la sostenibilidad
Cabe mencionar que la producción de SAF aún está en sus primeras etapas. En 2023 correspondía al 0,5% de la demanda mundial de combustible de aviación. Debido a esta baja disponibilidad, su precio es aún de tres a cinco veces más alto que el queroseno fósil, según Lufthansa.
“Cuanto más aumente la producción de SAF, más disminuirá su precio”, explicó un vocero del grupo y agregó que mientras eso no suceda, “Lufthansa podría seguir repercutiendo el costo adicional en el precio de los pasajes”.
Para recuperar la demora en la producción de SAF en Europa, las principales aerolíneas europeas, incluida Lufthansa, pidieron en marzo a la UE que se inspire en los Estados Unidos, donde justamente se incentiva la producción.
Greenwashing y prácticas comerciales engañosas
Este suplemento ambiental se suma a otro recargo propuesto a los viajeros por Lufthansa y otras aerolíneas, para compensar sus emisiones de carbono a través de proyectos de protección climática.
Este procedimiento fue objeto de una queja de asociaciones de consumidores el año pasado ante la Comisión Europea, acusando a varias aerolíneas de “greenwashing” (lavado de imagen ecológico) y “prácticas comerciales engañosas”.
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