Por el cambio climático, el permafrost se está derritiendo. El impacto de este descongelamiento lo sufren las comunidades indígenas del Ártico. Si el deshielo continúa por el aumento de las temperaturas, los impactos podrían ser mundiales, según alertó la ONU.
¿Qué es permafrost?
El permafrost es la capa de suelo bajo la superficie terrestre que ha estado congelada ininterrumpidamente durante cientos o miles de años. Se encuentra en una cuarta parte del hemisferio norte, aun en regiones que no están cubiertas por la nieve.
Alaska, Canadá y Siberia están cubiertas en grandes partes por esta capa congelada que se ve amenazada por el aumento de las temperaturas, producto del calentamiento global. Los habitantes de estas zonas son en su mayoría comunidades indígenas y su vida y trabajo peligra por el deshielo.
Impactos del deshielo del permafrost en las comunidades indígenas
Los impactos del deshielo del permafrost son los siguientes, según explica Susan M. Natali, científica del Centro de Investigación Climática Woodwell, a Noticias ONU:
- Al derretirse el permafrost, el suelo en el que se asientan las poblaciones se derrumba. Las comunidades tienen que apuntalar y levantar sus casas.
- También provoca el colapso de los depósitos de combustible, cuyos vertederos que antes estaban en zonas secas, ahora filtran residuos y materiales tóxicos —como el mercurio— en lagunas y ríos.
- La contaminación del agua con elementos tóxicos amenaza toda la vida que depende de ella, tanto a los habitantes como a la fauna.
- Por el aumento de las temperaturas, ríos y lagos ya no se congelan lo suficiente, lo que impide que muchas de estas comunidades se desplacen por el territorio durante el invierno.
¿Por qué el derretimiento del permafrost es una bomba de tiempo?
El derretimiento del permafrost impacta en el futuro de todo el planeta. En esta capa subterránea hay carbono congelado. “Si se descongela, corre el peligro de liberarse en la atmósfera y agravar el cambio climático global”, asegura la Dra. Natali a Noticias ONU.
Este carbono orgánico —material vegetal y animal congelado en el permafrost— no se descompone ni se pudre. Pero, al descongelarse, libera a la atmósfera gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global, como el dióxido de carbono y el metano.
“Se convierte en una especie de suelo orgánico que se ha ido acumulando durante miles y miles de años, por lo que es una reserva de carbono descartada. No forma parte de nuestro ciclo de carbono activo… Es una reserva de carbono fósil que no ha formado parte de nuestro sistema terrestre durante muchos miles de años“, advierte la Dra. Natali.
Además, como te contamos en EcoNews, el derretimiento del permafrost también podría descongelar “virus zombie” de más de 48 mil años de antigüedad que podrían significar un gran peligro para la salud mundial.