Bajo las frondosas copas de los árboles del Real Jardín Botánico de Kew, en el suroeste de Londres, se esconde un universo microscópico que ha moldeado la historia de la humanidad. No son plantas, ni animales, sino organismos que pertenecen a un reino aparte: el reino de los hongos. El Fungarium de Kew, una colección subterránea con más de 1,1 millones de especímenes recolectados durante 175 años, es el archivo más grande y diverso de su tipo en el mundo. Entre sus pasillos climatizados, guarda desde el “hongo zombi” que manipula el comportamiento de las arañas hasta el moho que dio origen a la penicilina, salvando millones de vidas.
Un Archivo de lo Extraordinario
El Fungarium no es solo un depósito de curiosidades biológicas; es una biblioteca de soluciones para desafíos globales. Los hongos son los grandes desconocidos de la naturaleza, pero sin ellos, la vida tal como la conocemos no existiría. Entre sus funciones biológicas esenciales está la descomposición de la materia muerta, formando redes simbióticas con las plantas y hasta influyendo en el clima.
Entre sus paredes, algunos ejemplares destacan por sus historias asombrosas:
- Gibellula attenboroughii – El “hongo zombi”: Este parásito infecta arañas cavernícolas, controlando sus movimientos antes de consumirlas. Su nombre rinde homenaje al naturalista David Attenborough, y su estudio podría revelar claves sobre el control de plagas.
- Stereum hirsutum – El hongo del Everest: Recolectado a más de 5,000 metros de altitud, demuestra cómo la vida se abre paso en condiciones extremas, un dato valioso para estudiar la adaptación al cambio climático.
- Golfballia ambusta – La ironía hecha hongo: Los científicos de Kew clasificaron esta especie a partir de una pelota de golf quemada, demostrando que los hongos pueden colonizar casi cualquier superficie.
- Penicillium rubens – El salvador de millones: La cepa original del moho que Alexander Fleming usó para desarrollar la penicilina se conserva aquí, recordando cómo un organismo diminuto revolucionó la medicina.
Hongos que Escribieron Historia
Algunos especímenes del Fungarium están ligados a momentos históricos. El Cyttaria darwinii, recolectado por Charles Darwin en Tierra del Fuego durante su viaje en el HMS Beagle, es un testimonio viviente de cómo los hongos han acompañado la exploración científica. Por otro lado, el Hemileia vastatrix, causante de la roya del café, ha devastado cultivos en América Latina y África, mostrando el poder destructivo (y a la vez fascinante) de estos organismos.
Kew no solo preserva; también innova. Con proyectos de secuenciación genética, los científicos buscan descifrar cómo ciertos hongos pueden:
- Descomponer plásticos contaminantes.
- Mejorar la resistencia de cultivos ante sequías.
- Almacenar carbono en el suelo, mitigando el calentamiento global.
Además, especies como el Lobaria pulmonaria, un liquen extremadamente sensible a la contaminación, sirven como “termómetros” de la salud ambiental.
*Fuente: efeverde.com