El cambio climático no es gratuito. Afrontar sus consecuencias generan un costo elevado, mucho más que el que lleva prevenirlas. El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) de Argentina compartió un estudio de agosto de este año de la aseguradora alemana Allianz, en el que analizó el efecto económico de las olas de calor globales. Según sus cálculos, estas en 2023 podrían costar 0,6 puntos porcentuales del Producto Bruto Interno (PBI) mundial.
La temporada junio-julio-agosto de 2023 fue la más cálida del planeta por un amplio margen, con una temperatura media de 16,77°C (0,66°C por encima del promedio de las temporadas estivales de 1987-2022), según datos del programa de observación de la Tierra de la Unión Europea, Copernicus.
Asimismo, hubo anomalías récord en la temperatura de la superficie del mar en el Atlántico norte y en los océanos a nivel global.
Según un informe reciente de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), 2023 va camino a ser el año más cálido jamás registrado. Considerando los datos registrados hasta finales de octubre, el año en curso se situó cerca de 1,4 °C por encima del valor de referencia representativo de la era preindustrial (1850-1900).
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El Acuerdo de París, firmado en 2015, tiene como finalidad restringir el calentamiento global a “muy por debajo de 2°C” y “proseguir los esfuerzos” para mantenerlo en 1,5°C. Sin embargo, a este ritmo, las Naciones Unidas (ONU) estiman que el mundo está camino a “algo menos de 3 grados”.
Olas de calor, agobiantes: también para el bolsillo
En Argentina, de acuerdo a los registros del SMN, desde noviembre de 2022 ocurrieron sucesivos períodos de temperaturas extremadamente altas que dieron lugar a olas de calor de diferente intensidad, extensión territorial y duración. Entre noviembre de 2022 y febrero de 2023 se registraron ocho eventos de ola de calor.
“Todo parece indicar que las altas temperaturas llegaron para quedarse y, por lo tanto, las olas de calor, las sequías y los incendios formarán parte de la nueva normalidad. Estos fenómenos no solo provocan daños al medio ambiente, los humanos y el resto de las especies, sino que tienen también un enorme impacto económico”, resumió el SMN.
El reporte de Allianz estudió la correlación entre la extensión de las olas de calor en seis países diferentes con la pérdida de productividad laboral y la reducción del PBI nacional. Luego, considerando el aporte de cada país al producto mundial, estimó la reducción en el PBI global asociada.
¿Los resultados? Explicó el SMN: “Los desastres provocados por amenazas meteorológicas producen pérdidas directas e indirectas en todos los países donde ocurren, aunque para los países desarrollados las pérdidas netas suelen ser menores”.
Es que estos países pueden acceder a fondos de reconstrucción “a través de emisión de deuda a bajo costo y de esta manera compensar parte de la pérdida en la producción con la creación de producto. Con la reconstrucción se inicia un proceso de renovación del capital destruido que de alguna manera compensa las pérdidas (aunque no totalmente) brindando un estímulo temporal al aumento de la producción”.
Sin embargo, en las economías en desarrollo o de bajos ingresos la falta de disponibilidad a fondos para reconstruirse detalló que puede reducir notablemente la capacidad de reconstrucción y el consiguiente estímulo a la producción.
Por otra parte, desde la organización nacional afirmaron que “el impacto de las catástrofes climáticas en el PBI per cápita (el PBI dividido por la cantidad de habitantes) no es proporcional. Felbermayr y Gröschl (2014) estimaron la correlación entre las pérdidas en el PBI per cápita y la intensidad de los desastres climáticos. Encontraron que un desastre en el primer percentil (máxima intensidad o magnitud física) reduce el PBI per cápita en un 7% mientras que los desastres del percentil quinto causan una caída de los ingresos per cápita en 0,46%, y los desastres más pequeños del percentil 25 recortan el PIB per cápita como máximo en un 0,01%”.
Olas de calor y la productividad laboral
Las altas temperaturas provocan tanto reducciones en las horas de trabajo como ralentizaciones y errores. Los efectos negativos de las altas temperaturas son más pronunciados en los países pobres que a menudo tienen una mayor exposición y poco acceso a medidas de mitigación de altas temperaturas, destacó el estudio.
El factor decisivo para las pérdidas de productividad es la duración de las olas de calor, es decir, la cantidad de días con temperaturas mayores a 32 °C, umbral utilizado en el estudio de Allianz Research. De acuerdo a las regresiones realizadas por Foster, citado por el SMN, “la capacidad de trabajo físico humano se reduce en un 10% con un leve aumento de temperatura (18 °C) y se reduce en un 78% cuando la temperatura se acerca a un extremo de 40°C”.
Argentina: alertas tempranas y adaptación
Las olas de temperaturas muy extremas, altas o bajas, pueden ser pronosticadas hasta con unos diez días de anticipación, aunque a mayor plazo se reduce la confiabilidad de los pronósticos.
El Sistema de Alerta Temprana (SAT) del SMN pone a disposición de la ciudadanía toda la información sobre fenómenos meteorológicos, en cualquier región del país. Según el SMN, las olas de calor generan desequilibrios en el sector económico externo debido a las “onerosas importaciones de combustibles que acarrea un mayor consumo energético”.
En 2022, según estudios de consultoras privadas, la balanza comercial energética fue deficitaria por 4 470 millones de dólares con récord de importaciones. “Por todo esto su estudio y vigilancia constituye un servicio climático fundamental”, destacaron.
Y concluyeron: “Estos sistemas de alerta temprana pueden y deben ser complementados con medidas de adaptación estructural a más largo plazo destinadas a preparar las ciudades para el cambio climático (como una mayor presencia de espacios verdes) y encontrar formas de adaptar productivamente los lugares de trabajo a una mayor carga de calor, adaptando las construcciones, la infraestructura, así como el uso de la energía y los turnos de trabajo”.