Las ranas y los sapos (el orden de los anfibios Anura) tienen el superpoder de cambiar y adaptar su pigmentación a las necesidades naturales. Su sorprendente y maravillosa paleta de colores (no solo marrones y verdes) y el grado de luminosidad son parte del lenguaje de esta particular orden que les permite no solo camuflarse sino también regular la temperatura corporal.
“Algunas especies se mezclan perfectamente con su entorno para no ser detectadas, mientras que otras usan colores y patrones llamativos (aposematismo) como señal de advertencia para gritar: “¡No me toques, soy venenoso y no comestible!” Pero el color no solo funciona como señal visual como mostramos”, explica la experta y candidata a doctora en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Erfurt, Philipps-Universität Marburg (Alemania), Ricarda Laumeier, en un artículo publicado en Nature Communications.
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La investigación se centró en tres funciones clave de este orden animal: la importancia de la termorregulación basada en el color, la protección UV y la resistencia a patógenos en los anuros. Tras analizar datos de todas las especies conocidas de ranas y sapos de todo el mundo, se detectó que “la luminosidad del color parecía ser la principal adaptación termorreguladora y que las tres funciones dan forma a la distribución de los anuros”.
“La termorregulación y la protección UV parecían ser más importantes en las regiones templadas, mientras que la resistencia a los patógenos era más importante en las regiones tropicales. Al señalar las relaciones entre el color, la luminosidad y el medio ambiente en los ectotermos (animales de sangre fría), estos resultados ayudan a los científicos a comprender y predecir la aparición de especies y las respuestas a amenazas como el cambio climático“, continuó la experta en su publicación.
El estudio está sostenido en la teoría que afirma que “los organismos de colores más oscuros se ven favorecidos por vivir en regiones más frías ya que se calientan más rápido, mientras que los de colores más claros se benefician de la prevención del sobrecalentamiento en regiones más cálidas“.
“Además, una piel más oscura puede mejorar la protección de la dañina radiación UVB y las paredes más duras de las células melanizadas de la piel pueden proporcionar una ventaja contra la penetración de bacterias y hongos”, puntualiza el artículo.
Anfibios: el segundo grupo más amenazado de nuestro planeta
Más de 8.000 especies de ranas y sapos saltan y croan en todo el mundo, señala el artículo de la revista Nature. Aunque son expertos en adaptación y supervivencia, se estima que más del 40% de las especies de anfibios (que incluye además salamandras y cecilianos) está en riesgo de extinción. Para la Lista Roja de la UICN, este grupo es el segundo más amenazado del planeta, después de los corales.
“La actual pérdida de hábitat, el cambio climático y la enfermedad quitridio pandémica son algunos de los principales factores que contribuyen a la amenaza de los anfibios. Sin embargo, aún se desconoce en gran medida por qué algunas especies son más vulnerables que otras”, subraya Laumeier en la prestigiosa publicación.
De ahí que los hallazgos divulgados facilitan la comprensión y predicción de las amenazas a este orden animal y su respuesta biológica al cambio climático.
Y tú, ¿has visto alguna rana o sapo de algún color especial?