La investigación de un equipo de científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford sobre el análisis de los niveles de proteína en sangre determinó que el envejecimiento fisiológico no ocurre a un ritmo uniforme, sino que su progresión es más irregular. Sin embargo, el estudio publicado en Nature Medicine marcó tres puntos de inflexión distintos en el ciclo de vida humano: a los 34, 60 y 78 años.
Durante estas edades, las proteínas en sangre cambian notablemente su abundancia. Estas alteraciones corresponden con tres momentos biológicos clave: la edad adulta temprana, la mediana edad y la vejez. En tanto, a partir de los 34 años, el organismo empieza a sufrir alteraciones proteicas que impactan en el envejecimiento celular.
La investigación dirigida por Tony Wyss-Coray, profesor e investigador de la Universidad de Stanford, señala que los niveles de ciertas proteínas se mantienen constantes durante un período prolongado y repentinamente sufren cambios significativos sea hacia arriba o hacia abajo.
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Estas modificaciones se aprecian en tres instancias: en la adultez temprana (de 34 a 60 años) los niveles de ciertas proteínas se mantienen constantes; en la mediana edad (de 60 a 78 años) empiezan a disminuir y hacia los 78 años (vejez) se reducen sensiblemente.
“Los cambios en los niveles de numerosas proteínas que migran desde los tejidos del cuerpo a la sangre circulante no sólo caracterizan, sino que muy posiblemente causan, el fenómeno del envejecimiento”, explicó el experto en la publicación de Nature Medicine.

En qué consistió el estudio de la Universidad de Stanford
El equipo de especialistas liderado por Wyss-Coray analizó los niveles de unas 3000 proteínas presentes en el plasma de 4263 personas de entre 18 y 95 años. Del total de proteínas observadas se llegó a la conclusión de que 1379 alteraban su abundancia de forma significativa conforme a la edad de los participantes del estudio.
“Las proteínas son los caballos de batalla de las células constituyentes del cuerpo, y cuando sus niveles relativos sufren cambios sustanciales, significa que usted también ha cambiado”, destacó el coordinador del grupo de científicos.
No obstante, solo 373 de esas proteínas fueron clave para identificar con precisión las edades de las personas analizadas.
La investigación resultó ser un avance fundamental para entender el envejecimiento y abordar enfermedades como el Alzheimer cuya respuesta parece estar en el plasma sanguíneo.