Cada vez es menos una novedad y más habitual: la reducción de la jornada laboral. Decenas de países en el mundo o bien ya lo implementaron o están encaminados para lograrlo. Mientras, las pruebas pilotos para analizar sus resultados siguen creciendo y la conclusión parece ser la misma en todos lados: es beneficioso. Más allá de la típica frase “¿quién no quisiera trabajar menos?”, los estudios determinaron que esta medida tiene un impacto ambiental positivo.
El ambiente es todo, pero una de las causas de mortalidad prematura en el mundo es debido a la mala calidad del aire y los informes sobre la reducción de la jornada laboral dejaron en claro algo fundamental: al haber menos tráfico, se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero en la atmósfera, la calidad del aire mejora y se respira mejor. Tras la última prueba realizada en España, en el Ayuntamiento de València, analizaron los resultados y destacaron que mejoró la salud y el bienestar de los trabajadores, hubo ahorro energético por la disminución del tráfico y que disminuyó la contaminación en el aire.
La prueba piloto consistió en aplicar la jornada de cuatro días a toda la ciudad durante cuatro semanas consecutivas entre abril y mayo de este año. Estiman que el experimento afectó a alrededor de 360 000 personas y, mediante una encuesta a 2 100 personas, estas dijeron haber disfrutado la reducción. Desde la Oficina de Ciudad Inteligente, reportaron menores porcentajes de gases contaminantes en el aire.
Otros de los beneficios que arrojaron los estudios fueron que las personas aprovecharon el tiempo para hacer más deporte, descansar, consumir alimentos preparados en sus casas y encontrar el equilibrio entre la vida laboral y la personal. También, manifestaron que disfrutaron más de los espacios verdes y que aumentó el turismo interno y la salida a bares. Los grandes beneficiados fueron los niños, quienes pudieron pasar más tiempo con su familia.
El primer país en implementar la jornada reducida fue Islandia en el 2015, pero luego otros lo siguieron como Reino Unido y Bélgica. En América Latina también se está avanzando en esta medida: en países como Cuba y Venezuela tienen la reducción progresiva prevista en su constitución. Colombia sancionó en 2021 una ley que redujo la jornada de 48 a 42 horas semanales de forma escalonada. Recientemente, Chile redujo el máximo legal de 45 a 40 horas semanales de manera escalonada y abrió la posibilidad de aplicar la modalidad de cuatro días de trabajo y tres libres. En Argentina, la jornada laboral legal está regulada por la Ley 11.544 de 1929, que la fija en 48 horas semanales como máximo; sin embargo, hay diversos proyectos presentados en el Congreso para que también pueda reducirse.