“Brasil tuvo un presidente negacionista”, dijo la ministra de Ambiente de Brasil, Marina Silva, haciendo un paralelismo con el presidente electo de la Argentina que asumirá el próximo 10 de diciembre, Javier Gerardo Milei. Fue en diálogo exclusivo con EcoNews, en el primer día de la Cumbre por el Clima de la ONU, más conocida como COP28, que se está llevando a cabo en Dubai, en Emiratos Árabes, hasta el 12 de diciembre.
Silva fue consultada por EcoNews sobre la posición negacionista de Javier Milei sobre el cambio climático ―ya que negó en repetidas ocasiones la influencia humana en el calentamiento global―, y dijo: “Brasil vivió una situación cuando tuvimos un presidente que tenía una posición negacionista (Jair Bolsonaro), lo que fue un gran perjuicio para las políticas socioambientales. La realidad de cada país precisa ser tratada con todo el sentido de urgencia y responsabilidad”.
La prestigiosa activista climática que ocupa por segunda vez su cargo bajo un mandato de Luiz Inácio Lula da Silva, agregó: “Obviamente cada país es soberano, pero las cuestiones climáticas no tienen fronteras. Así que todos tendremos que hacer nuestra tarea”. La ministra había sido muy crítica con el gobierno de Bolsonaro. En varios momentos había sostenido que hizo un “desmantelamiento” durante sus cuatro años de mandato “muy grande”.
“La ciencia dice que es preciso hacer más esfuerzos, más compromisos y más resultados, tanto para la agenda de adaptación, como para la agenda de mitigación. Sobre todo enfrentar las vulnerabilidades en relación a los países y a las poblaciones más vulnerables”, concluyó en la entrevista con este medio.
COP28: Brasil y el reclamo en conjunto de toda América Latina y el Caribe
Durante las negociaciones climáticas el reclamo de América Latina y el Caribe, y también otros países del Sur Global, tienen un reclamo bien definido para los países más desarrollados que son, a su vez, los que más gases de efecto invernadero (GEI) emiten a la atmósfera: que cumplan con su promesa de los 100 000 millones de dólares por año a los países más vulnerabilizados por el cambio climático del cual ellos tienen poca incidencia.
A pesar de las diferencias y de las dificultades para llevar un solo reclamo conjunto, los países caribeños y latinoamericanos tienen exigencias en común: una reforma en el modelo financiero climático global y el impulso hacia una transición energética justa y sostenible. También, otro de los puntos clave es la implementación del intercambio de deuda por la mitigación del clima.