Entre el 24 de abril y el 4 de mayo de 2024 cayeron más de 420 mm de lluvia en Rio Grande do Sul, lo que provocó que más del 90% del estado se viera afectado por inundaciones. En junio, Chile declaró estado de catástrofe tras un ciclón extra-tropical que dejó 150 mm de lluvias. En el otro extremo, la escasez de agua potable asociada a una sequía sin precedentes azota a Montevideo
¿Qué rol ocupa el cambio climático en los escenarios de inundaciones y sequías extremas en la región?
“Los patrones de precipitación presentan cambios temporales que poseen bastante heterogeneidad espacial. Regiones como el sudeste de Sudamérica presentan tendencias hacia mayores precipitaciones anuales y, en particular, con incrementos en la ocurrencia de eventos de precipitaciones extremas”, explicó Juan Rivera, Doctor en Ciencias de la Atmósfera y los Océanos, investigador del Conicet y miembro del comité de expertos de EcoNews.
Mientras tanto, y tal como argumentó Rivera, el sudoeste de Sudamérica registra una tendencia negativa en las últimas décadas, lo cual favorece el desarrollo de sequías multianuales que afectaron la disponibilidad hídrica regional”.
“Cabe destacar que la variabilidad temporal de las precipitaciones hace que, por ejemplo, regiones donde domina un incremento en la precipitación sean afectadas además por condiciones de sequías, como fue el caso reciente en la Cuenca del Plata“, agregó el experto.
Para Rivera no existe duda: el cambio climático es el principal responsable en la intensificación el ciclo hidrológico global y de la ocurrencia de fenómenos de precipitaciones extremas (excesos y déficits).
Sin embargo, menciona otros factores que interactúan con este último y modulan la frecuencia y severidad de estos fenómenos como procesos de variabilidad interanual. En ese sentido, el científico señala a El Niño y La Niña, fenómenos que poseen impactos regionales diferenciados a lo largo de Latinoamérica.
La histórica sequía de Panamá es un ejemplo de lo anteriormente citado. Desde principios de 2023, el país ha experimentado uno de los años más secos registrados y, los informes científicos son contundentes a la hora de asociar dicho escenario a la interacción de El Niño y La Niña con el cambio climático.
“En el clima actual, hay un 5% de probabilidades de que ocurra un fenómeno de este tipo en un año de El Niño. Esto significa que se esperaría que ocurrieran fenómenos similares aproximadamente una vez cada 40 años en el clima actual, que se ha calentado 1,2 °C debido a la quema de combustibles fósiles”, describió un estudio realizado por científicos de Panamá, Países Bajos, Suecia y el Reino Unido sobre los impactos de El Niño de 2023-2024.
La ocurrencia de fenómenos climáticos extremos seguirá siendo la regla hacia adelante. “Se proyecta una continuidad de las tendencias observadas a lo largo de las últimas décadas, con un déficit proyectado en las regiones que registran una tendencia hacia menores precipitaciones e incrementos en las regiones que presentan tendencias positivas“, resumió Rivera.
Según profundizó el experto, los cambios proyectados son directamente proporcionales al escenario de emisiones de gases de efecto invernadero considerado con lo cual, en un escenario con menores medidas de mitigación, se proyectan mayores cambios a futuro y por lo tanto, mayores impactos asociados a estos fenómenos.
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