El “paquete de energía” fue lanzado con bombos, platillos y nombres rimbombantes en la COP28. Y es que el doctor Sultan Al Jaber, presidente de esta nueva Cumbre por el Clima, parece empecinado en demostrar que esta será histórica y que los Emiratos Árabes Unidos habrán enmendado el curso de la tan retrasada y anhelada acción climática.
Se comprometieron 2,5 mil millones de dólares para el desarrollo de energías renovables, 1,2 mil millones en reducción de emisiones de metano, más de 50 compañías fósiles se comprometieron a alcanzar cero emisiones y más de 100 países firmaron un compromiso de triplicar la capacidad instalada de energías renovables de aquí a 2030.
Pero a solo días de cerrar la primera semana de la conferencia, la sombra fósil que persigue a esta COP se siente más que nunca. Y es que solo un día después de los compromisos, se conocieron los dichos de Al Jaber argumentando que “no hay ciencia” que vincule el fossil fuel phase-out con el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5°C.
He aquí el porqué del inglés. Las traducciones se vuelven complejas, pero el debate -desde hace unos años- se suele quedar entre dos términos: phase-out o phase-down. Parece sutil, pero la diferencia es abismal. El primero significa reducir hasta dejar de usar. El segundo, reducción gradual sin que necesariamente se acabe.
Lo que Al Jaber dice en el fondo es que la acción contra el cambio climático puede ir de la mano con los combustibles fósiles, es decir: reducir las emisiones, pero no eliminar su fuente.
Esto llevó a una conferencia de prensa donde Jim Skea, quien encabeza el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), respaldó los dichos de Al Jaber y lo calificó como un hombre que “entiende la ciencia”, lo que ha iniciado un debate en el propio mundo científico.
Solo hace unos días atrás, el secretario general de Naciones Unidas, Antònio Guterres, había sido mucho más categórico al respecto, hablando precisamente del paquete de energía de la COP: “La ciencia es clara: el límite de 1,5°C sólo es posible si finalmente dejamos de quemar todos los combustibles fósiles. No reducir, no disminuir. Eliminarlos gradualmente, con un calendario claro”.
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Hablando sobre alcanzar las emisiones netas cero con ministros y presidentes, Antònio Guterres deslizó algunos aspectos claves del debate de esta cumbre: cualquier plan de transición debe “abarcar todas las actividades, en todos los eslabones de las cadenas de valor. La auténtica descarbonización no puede sustituirse por dudosas compensaciones o créditos de carbono, en ningún ámbito de emisiones. Y los planes deben detallar los objetivos para 2025, 2030 y 2035. Y estos planes deben estar en consonancia con las vías basadas en la ciencia para limitar el calentamiento a 1,5°C”.
El tira y afloja fósil en la COP28
Todo este ambiente es reflejo de lo que ocurre también dentro del predio en Expo City Dubai, donde más de 2400 lobistas de combustibles fósiles están registrados como participantes. Aunque fuera de los focos, cámaras y anuncios, representantes de todos los países buscan llegar a acuerdos claves para el futuro del Acuerdo de París.
El “paquete de energía” tiene un símil dentro de las salas de negociación, particularmente en las discusiones sobre el Balance Mundial o Global Stocktake. Es la instancia que el propio Acuerdo de París determina para evaluar los avances y corregir el rumbo. La expectativa para muchos es que de esta negociación aparezca un resultado ambicioso en los dos ámbitos relacionados a energía: promoción de renovables y disminución de fósiles.
“El cambio climático no es causado por la ausencia de energía renovable, es causado por la quema de combustibles fósiles. Entonces la función de las renovables es proveer la energía para que podamos eliminar los fósiles. Si todo lo que haces es agregar energía renovable, pero mantienes lo fósil, seguimos con emisiones de gases de efecto invernadero y seguimos con el cambio climático, ambas deben ir de la mano”, dice Greg Muttit, investigador del IISD y autor del Informe sobre Brecha de Emisiones.
El último borrador disponible del Balance Mundial ―hasta el cierre de esta edición― no deja contento a nadie y tiene más puntos por resolver que acuerdos logrados. El texto será uno de los grandes resultados de esta cumbre y habla de “una eliminación ordenada y justa de los combustibles fósiles”; de “acelerar los esfuerzos para la eliminación progresiva de los combustibles fósiles no reducidos”; o de “poner fin inmediatamente a la producción de nuevas centrales de carbón no reducidas”.
“No reducidos” ―o en inglés unabated― se refiere a un complejo e importante debate de esta cumbre. Tal como hay que distinguir entre “reducción” y “dejar de usar”, existe otra categoría en el mundo climático, que se refiere a aquellas emisiones que se pueden someter a tecnologías de “gestión del carbono” y las que no.
Esto es una práctica muy defendida por la misma industria fósil, ya que se refiere al manejo de las emisiones sin un cierre definitivo. Por ejemplo, cuando se habla de “unabated coal”, se refiere a que la acción está dirigida a la reducción de las emisiones del carbón que no se pueden someter a dichas tecnologías. ¿El problema? Son tecnologías caras y poco efectivas. Solo el 0,1% del total de las emisiones anuales del sector se capturan con esta vía. Pero aún así, están en el centro del debate de la COP.
“La industria fósil viene diciendo que esta es la manera para enfrentar el cambio climático desde 1990. La razón por la que no ha pasado en 30 años es porque es algo muy caro de realizar, especialmente ahora donde las acciones más efectivas y baratas son las energías renovables. La única razón para hacer esto es para mantener viva a la industria, no para evitar emisiones”, dice Muttit, quien espera que todo el lenguaje de “unabated” no esté en los textos de negociación.
Para el analista de políticas climáticas, y quien sigue de cerca las decisiones del Balance Global, Enrique Maurtua, la esperanza del sector es ese “espaldarazo” político de la COP: “Esa es la señal que busca el sector privado para conseguir las inversiones e incluir estas tecnologías por todos lados, para poder decir que venden petróleo carbono neutral”.
Desde el grupo de países latinoamericanos presentes en la cumbre, aseguran a Comunidad Planeta que el debate se vio todo el año y preocupa cómo el lenguaje puede terminar menoscabando lo que hay que hacer. Y es que si bien existe el uso de la palabra “unabated” en la literatura científica, en el marco de la cumbre se utiliza sin especificar a qué se refiere. Por eso, parte de la discusión también está en establecer condiciones: que todos entiendan lo mismo por el concepto, que se establezca un marco temporal para el desuso de estas tecnologías, que abarque todos los combustibles fósiles y que sea en línea con lo que el IPCC ha dicho, de no permitir nueva infraestructura de combustibles fósiles.
Brasil, cada vez más fósil
La agenda latinoamericana, eso sí, no es una sola: Brasil ganó el premio al “fósil del día” después de anunciar su suscripción a la alianza de países petroleros, y según reportó Pública, la estatal brasileña Petrobras pretende ser una de las últimas en dejar de explorar petróleo.
Y es que hablar de todos los combustibles fósiles complica a varios de la región, que tienen en las rentas del gas un porcentaje del PIB por encima del promedio mundial (Argentina, Bolivia y Trinidad y Tobago). La operación continua de la capacidad de combustibles fósiles existente en América Latina y el Caribe durante su vida útil restante podría generar 6.9 gigatoneladas de CO2 de emisiones, de las cuales el 52% provendría del gas.
Precisamente, uno de los debates energéticos ―donde no hay consenso― es si la acción debería apuntar a sectores y fuentes de las emisiones.
“Tener buenos resultados en Balance Mundial es fundamental para el éxito de la COP30 donde las nuevas NDC [compromisos climáticos] serán presentadas. Entonces no es solo la evaluación hacia atrás, sino también a cómo vamos a llegar al camino que tenemos que llegar y orientar las NDC”, dijo Ana Toni, secretaria nacional de Cambio Climático de Brasil. “El texto actual tiene elementos positivos, pero no refleja la urgencia en la que estamos”, agregó André Correa do Lago, jefe negociador del país.
En paralelo, en la cumbre se discute también en un grupo de trabajo sobre Transición Justa, el que fue creado el año pasado en la COP27 y que se espera que este año entregue ciertos lineamientos para la definición de qué es ―precisamente― una transición justa. Mientras los países desarrollados prefieren limitar la discusión al sector del trabajo, desde el Sur global pretenden llegar a una conceptualización más holística que considere la responsabilidad histórica del Norte global.
*Por Francisco Parra. Este artículo es parte de COMUNIDAD PLANETA, un proyecto periodístico liderado por Periodistas por el Planeta (PxP) en América Latina. Fue producido en el marco de la iniciativa “Comunidad Planeta en la COP28”.