El cambio climático está alterando radicalmente el clima de las principales ciudades del mundo, generando alternancias extremas entre sequías e inundaciones, según un reciente informe. El estudio analizó los patrones climáticos de 112 ciudades durante las últimas cuatro décadas y encontró que el 95% de ellas han experimentado un aumento en la frecuencia e intensidad de eventos climáticos extremos.
El fenómeno, conocido como “latigazo climático“, afecta tanto a urbes desarrolladas como en vías de desarrollo. Ciudades como Madrid, El Cairo y Riad han pasado de experimentar lluvias intensas a condiciones de extrema aridez, mientras que en Asia, lugares como Yakarta y Hangzhou han registrado un aumento significativo en precipitaciones, generando crisis hídricas y desbordamientos urbanos.
Impacto social y desigualdades ante el cambio climático
El impacto de estos cambios es devastador. Más de 4.400 millones de personas viven en entornos urbanos, y la falta de agua o su exceso representan el 90% de los desastres climáticos, según la ONG WaterAid. En ciudades con infraestructura precaria como Karachi y Jartum, las fluctuaciones climáticas agravan problemas de acceso al agua potable y saneamiento, propagando enfermedades y afectando la economía local.
Según la investigación, la crisis climática ha amplificado las desigualdades sociales. Los más vulnerables sufren las peores consecuencias, pues la falta de planificación urbana y de inversión en infraestructura hídrica deja a millones expuestos a condiciones insalubres. En Nairobi, por ejemplo, la sequía ha provocado la pérdida de cosechas y ganado, mientras que las inundaciones han contaminado fuentes de agua, generando brotes de enfermedades.
Los expertos advierten que las ciudades deben prepararse para un futuro incierto. “Nuestro estudio muestra que el cambio climático afecta a las ciudades de maneras impredecibles”, afirmó la profesora Katerina Michaelides, de la Universidad de Bristol. Su colega, Michael Singer, añadió: “El rápido cambio entre extremos climáticos dificulta la planificación y la recuperación de las urbes”.
Las ciudades también son parte del problema. Según ONU-Habitat, generan el 70% de las emisiones globales de CO₂ y concentran más del 50% de la población mundial. La expansión urbana descontrolada está exacerbando los efectos del calentamiento global. Se estima que para 2050, dos tercios de la humanidad vivirá en ciudades, lo que aumentará la presión sobre los recursos hídricos y la infraestructura crítica.
Ante este panorama, ONU ha subrayado la necesidad de actuar con urgencia. La financiación climática para las ciudades sigue siendo insuficiente: solo el 5% de los fondos globales llegan a las zonas urbanas. Además, se enfatiza la importancia de fortalecer la gobernanza multinivel y mejorar la colaboración entre gobiernos locales y nacionales para mitigar los efectos del cambio climático.
La comunidad internacional debe redoblar esfuerzos para garantizar que las ciudades puedan adaptarse a un clima cambiante. Como concluyó Sol Oyuela, de WaterAid: “Es hora de tomar medidas colectivas urgentes para que las comunidades puedan recuperarse de los desastres y prepararse para el futuro. La seguridad hídrica es clave para la estabilidad global”.
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