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De pequeños era habitual la pregunta en la primaria: “¿Qué fue primero, el huevo o la gallina?”. Tras siglos (sí, siglos) de personas intentando resolver el enigma, que parecía no tener solución, a medida que pasan los años, la ciencia avanza y la verdad parece cristalizarse.
El filósofo griego Aristóteles fue uno de los que se hizo esta pregunta. Según el inventor de la “retórica aristotélica”, lo actual es siempre anterior a lo potencial, y entonces, la gallina precede al huevo. Pero vayamos a los últimos datos de la ciencia.
¿El huevo o la gallina?
Científicos de las universidades de Sheffield y Warwick, en Inglaterra, utilizaron una supercomputadora para “acercar” la formación de un óvulo. La máquina, llamada HECToR y con sede en Edimburgo -capital de Escocia-, reveló que la proteína, llamada ovocledidina-17 u OC-17 es crucial para impulsar la cristalización, es decir, las primeras etapas de la creación de un caparazón.
Por lo tanto, los científicos afirman que quien vino primero fue la gallina.
Esto es porque según los investigadores la formación de las cáscaras de los huevos depende de una proteína que se encuentra solo en los ovarios de las gallinas. Por consiguiente, un huevo solo puede existir si estuvo dentro de una gallina.
La proteína OC-17 actúa como catalizador para acelerar el desarrollo de la cáscara. Esta cáscara dura es esencial para albergar la yema y sus fluidos protectores mientras el polluelo se desarrolla en su interior, informó el medio unilad.
¿Así de la nada?
La pregunta que sigue es, ¿y cómo apareció la gallina? Pues, de la nada, no.
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El científico Mark Rodger, parte del estudio mencionado, explicó a BBC Mundo que hubo una evolución y que la gallina, tal como hoy la conocemos, no surgió de un huevo de una vez y para siempre, sino que fue un camino de evolución genética:
“Nuestro estudio nos hace detenernos por un momento y pensar si el huevo del que salió la primera gallina fue realmente un huevo de gallina. Tuvo que haber un embrión que se transformó en la primera gallina, pero el ‘huevo’ que pusieron sus progenitores no tendría el aspecto de un huevo de gallina tal y como lo conocemos hoy día”.
No obstante, Rodger reconoció que el dilema sobre qué fue primero, el huevo o la gallina, “nunca tendrá una respuesta definitiva en el sentido de que no se puede verificar de acuerdo a métodos científicos”.
