En un mundo cada vez más consciente de la urgencia climática, hay un sector que sigue operando en la sombra en lo que respecta a sus emisiones de carbono: los ejércitos. Según un reciente análisis de The Guardian, solo dos países europeos —Austria y Eslovenia— han establecido objetivos claros para alcanzar emisiones netas cero en sus fuerzas armadas. Este hallazgo revela una alarmante falta de compromiso en un continente que, paradójicamente, se enorgullece de su liderazgo en la lucha contra el cambio climático.
Un punto ciego en la crisis climática
Las emisiones militares han sido históricamente un tema opaco en las discusiones ambientales. A diferencia de otros sectores, como el transporte o la industria, los ejércitos no están obligados a reportar sus huellas de carbono bajo los tratados internacionales. Según estimaciones, las fuerzas armadas globales son responsables del 5,5 % de las emisiones mundiales, superando a la aviación comercial pero quedando por detrás de la producción de acero.
Florian Krampe, director de investigación climática en el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (Sipri), describe esta omisión el el medio inglés como un “punto ciego de larga data“. “Ignorar las emisiones militares no solo es preocupante en términos climáticos, sino que también pasa por alto el hecho de que el cambio climático es un grave riesgo para la seguridad global”, afirma.
El análisis abarcó a los 27 estados miembros de la Unión Europea, junto con el Reino Unido, Noruega y Suiza. De estos, solo un tercio ha calculado su huella de carbono militar, y apenas Austria y Eslovenia han fijado fechas concretas para alcanzar la neutralidad climática.
Los ministerios de Defensa de países como Alemania, Países Bajos y el Reino Unido argumentan que sus contribuciones a los objetivos climáticos nacionales son suficientes, pero no han establecido metas específicas para sus fuerzas armadas. Un portavoz del Ministerio de Defensa alemán declaró que su prioridad sigue siendo “la preservación de la paz” y que “la protección del clima no debe ir en detrimento del rendimiento de los sistemas de armas”.
El Reino Unido ha dado algunos pasos: la Real Fuerza Aérea se ha comprometido a alcanzar cero emisiones netas para 2040, una década antes que el objetivo nacional. Sin embargo, el resto de las fuerzas armadas británicas no han seguido el mismo camino. Un portavoz del gobierno británico justificó esta postura afirmando que el Ministerio de Defensa debe “mantener o mejorar su ventaja operativa”.
En otros países, los esfuerzos son parciales. Bélgica aspira a tener una infraestructura militar climáticamente neutra para 2040, mientras que Portugal busca neutralizar las emisiones de sus operaciones de apoyo para 2050. “Reemplazar todos los sistemas de armas o compensar sus emisiones es económicamente inviable”, admitió un portavoz del Ministerio de Defensa portugués en The Guardian.
El rearme europeo: ¿un retroceso climático?
El contexto actual de rearme en Europa, impulsado por la guerra en Ucrania, amenaza con aumentar aún más las emisiones militares. Según datos de Sipri, el gasto militar en el continente creció un 17 % en 2024, alcanzando los 693.000 millones de dólares. Este incremento, motivado por la necesidad de fortalecer las defensas ante una Rusia agresiva, podría socavar los avances en descarbonización.
Ellie Kinney, activista del Observatorio de Conflictos y Medio Ambiente, advierte que el impulso hacia ejércitos más verdes, ganado en los últimos años, está en riesgo. “La descarbonización militar es esencial para nuestra seguridad futura”, afirma. “Instamos a los gobiernos a establecer objetivos claros y publicar informes transparentes sobre sus emisiones”.
Uno de los mayores desafíos para reducir las emisiones militares es la dependencia de vehículos altamente contaminantes, como aviones, barcos y tanques. Aunque algunos países están invirtiendo en energías renovables para sus bases —como paneles solares y bombas de calor—, la movilidad militar sigue siendo un obstáculo.
Austria, que aspira a la neutralidad climática para 2040, reconoce este problema. Un portavoz de su Ministerio de Defensa explicó que, aunque han avanzado en la descarbonización de edificios, reducir las emisiones en vehículos militares requerirá “avances tecnológicos civiles aplicables a operaciones castrenses”.
*Fuente: The Guardian