Las zonas cercanas a las Islas Malvinas son presas de la pesca indiscriminada, especialmente en el Agujero Azul. Ubicado más allá de la Milla 200, es uno de los pocos lugares del Atlántico Sur sin un acuerdo regional que regule la pesca, lo que creó un escenario de libre albedrío para las flotas pesqueras, principalmente chinas.
Según una investigación del diario británico The Guardian, el número de barcos en la zona se disparó en los últimos meses, de 80 a más de 400. La sobreexplotación pesquera no solo afecta a la especie más buscada, que es el calamar, sino a todo el ecosistema.
La pesca se lleva a cabo sin control ni regulación y pone en riesgo la supervivencia de las poblaciones de peces y la rica biodiversidad del área.
La falta de cooperación entre la Argentina y el Reino Unido, por la disputa por la soberanía de las Islas Malvinas, complica aún más el control de la actividad.
Islas Malvinas: por qué el Agujero Azul es un punto crítico de la pesca ilegal
El Agujero Azul es una zona de aguas profundas ubicada al este de las Islas Malvinas. Este oasis marino alberga una rica biodiversidad, incluyendo peces, calamares, ballenas, delfines, pingüinos y otras aves marinas. Sin embargo, la pesca indiscriminada, tanto dentro como fuera de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) argentina, está poniendo en riesgo la supervivencia de este ecosistema y sus habitantes.
Esta zona es un imán para los barcos pesqueros, especialmente aquellos que buscan calamar illex. La falta de control y la pesca ilegal, principalmente por parte de flotas asiáticas, están agotando las poblaciones de este cefalópodo, un eslabón fundamental en la cadena alimenticia marina.
La pesca de arrastre, una técnica utilizada por muchos barcos pesqueros, no solo captura calamares, sino también una gran cantidad de especies no objetivo, como peces, tiburones, rayas y tortugas marinas. Estas especies, conocidas como “captura incidental”, son arrojadas de vuelta al mar, muchas veces muertas o con graves heridas.
La sobrepesca y la captura incidental están alterando el equilibrio natural del Agujero Azul. La disminución de las poblaciones de calamares afecta a las ballenas, delfines y pingüinos que dependen de ellos como fuente de alimento. Además, la destrucción del lecho marino por la pesca de arrastre tiene un impacto negativo en la vida marina que habita en el fondo del océano.